Evangelio: (San Lucas 15:1-32)
Entonces les dijo esta parábola: Si alguno de ustedes pierde una oveja de las cien que tiene, ¿no deja las otras noventa y nueve en el desierto y se va en busca de la que se le perdió hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, se la carga muy feliz sobre los hombros, y al llegar a su casa reúne a los amigos y vecinos y les dice: “Alégrense conmigo, porque he encontrado la oveja que se me había perdido.” Yo les digo que de igual modo habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que vuelve a Dios que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de convertirse.”
Reflexión:
Una oveja no vale mucho en comparación a las noventa-y-nueve; sin embargo, el pastor regocija cuando la encuentra. El mensaje nos dice que nada y nadie son insignificantes para Dios. Ninguna persona responsable arriesgaría noventa-y-nueve por una. Pero Dios no actúa como nosotros los humanos – Dios siempre actúa con la mayor compasión y amor. Dios desea que nadie se pierda. Por esto regocijamos y festejamos. Si Dios es tan compasivo y amoroso con nosotros, entonces como fieles discípulos de Jesús, tenemos que arriesgar siendo como Él, compasivos y amorosos también. Primeramente, esto quiere decir que no juzgamos si el otro es digno de nuestra compasión y amor. Dios nos enseña que todos son, aun los marginados y pecadores. (Liturgia Viviente)
Meditación Vicentina:
“Un hombre tiene cien ovejas y pierde una. En la historia Jesús nos trae directamente al corazón de Dios. Con frecuencia pensamos que los pobres son solo un grupo de gente desafortunada, pero Dios piensa en cada uno de ellos como individuos. Los pobres con que nos encontramos siempre llevan un sentido de pérdida. Los pobres con quien estás trabajando tienen el sentido de pérdida de oportunidades o pérdida de su propio respeto, pérdida de finanzas, de amigos o la pérdida del sentido de dirección de la vida. Todos los pobres que encontramos sufren por un sentido de perdida. Esta parábola es también una de buscar. El pastor busca por su oveja perdida. El Vicentino siempre anda buscando al pobre, en busca de aquellos que andan perdidos en la vida. Tenemos que continuar buscando en las esquinas escondidas de la sociedad por los pobres que andan perdidos. La parábola se trata también de regocijo. El pastor celebra cuando halla su oveja. Nosotros mismos tenemos un sentido de gozo cuando estamos cerca de los pobres. Lo bello de la parábola también refleja la mente y el corazón de Dios, Quien siempre anda en busca por nuestros corazones y siempre alegrándose cuando los encuentra”. (McCullen, Cosas Profundas)
Discusión: (Compartan ideas sobre estas lecturas después de un momento de silencio)
¿Cómo te desafía este Evangelio?
Oración de Clausura:
Señor, danos corazones de compasión para todos que están “perdidos,”
-Para que podamos sufrir con los que sufren.
Señor, danos la gracia para oír el llanto del pobre,
-Para que seamos sirvientes de los más oprimidos.
Señor, ayúdanos a no juzgar a los pobres,
–Para que podamos traerles Tú amor. ¡Amén!
Autora: sor Kieran Kneaves, HC
Fuente: Sociedad de San Vicente de Paúl en Estados Unidos.
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