Como ya anunciamos en marzo pasado, hoy, domingo, 4 de septiembre, el papa Francisco canonizará a Teresa de Calcuta, religiosa mundialmente conocida y premio Nobel de la Paz en 1979 por el «trabajo emprendido en la lucha por superar la pobreza y la angustia, que también constituyen una amenaza para la paz».

En este trabajo por erradicar la pobreza también estamos los vicencianos. Te invitamos a leer el artículo del P. Jesús Larrañeta, C.M., «San Vicente de Paúl y la beata Teresa de Calcuta: dos santos para nuestros días» (también hay edición en inglés), así como los artículos «La Madre Teresa y la Medalla Milagrosa» y «Teresa de Calcuta, ejemplo de vicentismo«.

Breve reseña de la nueva santa:

En la ciudad de Calcuta (India), Teresa (Inés) Gonhxa Bojaxhiu (1910-1997), nacida en Albania, vivió su compromiso cristiano cruz atendiendo con caridad a los hermanos más pobres, y fundó las congregaciones de Misioneros y Misioneras de la Caridad, para servir a los enfermos y abandonados (1997).

A los 18 años de edad, la Madre Teresa ingresó a la Orden de las Hermanas de Nuestra Señora de Loreto en Irlanda. Recibió su formación religiosa en Dublín, Irlanda y en Dardjiling, India.

En el año 1931 tomó el nombre de Teresa en honor a una monja francesa, Thérèse Martin, quien había sido canonizada en 1927 con el título de Santa Teresita de Lisieux. En el año 1937, la Madre Teresa tomó los votos religiosos y enseñó por 20 años en el Colegio Santa María en Calcuta (India). El 100 de septiembre de 1946 descubre su verdadera vocación: el servicio hacia los más pobres. Así, en 1948, el Papa Pío XII le concedió a la Madre Teresa permiso para dejar su congregación y empezó a compartir su vida en las calles de Calcuta con los más pobres, los enfermos y los hambrientos.

La Madre Teresa fundó una congregación llamada las Misioneras de la Caridad. Su trabajo inicial era el de enseñar a leer a los niños pobres de la calle. En el año 1950, la Madre Teresa empezó a ayudar a las personas enfermas de lepra. A partir de entonces, las Misioneras de la Caridad vivieron una fértil época de expansión a otros países. Alrededor de todo el mundo se abrieron centros para atender leprosos, ancianos, ciegos y personas que padecen del SIDA y se fundaron escuelas y orfanatos para los pobres y niños abandonados.

La Madre Teresa merece un lugar especial en esta red gigantesca de comunicación porque su obra es un mensaje de amor. Su trabajo demuestra que una convicción verdadera siempre está acompañada por una acción, que el amor en acción es servicio.