1 Cor 1, 1-9; Sal 145, 2-7; Mt 24, 42-51.
¡Estén Preparados!
Estén en vela, porque no saben qué día vendrá nuestro Señor”. Habila Adamu reconoció su fe en Cristo y se negó a renunciar a ella. En noviembre del 2012 a las once de la noche, los miembros de Boko Haram lo sacaron de su casa. Poco después, le preguntaron:“¿Estás preparado para morir como cristiano?” Respondió:“Estoy preparado para morir como cristiano” Ellos preguntaron de nuevo. Él respondió: “Estoy preparado…”
Antes de terminar la frase, una bala le atravesó la cabeza. Cayó al suelo y no se movió cuando recibió varias patadas de los terroristas. Ellos se marcharon al grito de Allah Akbar, y fue entonces cuando Habila pudo musitar a su esposa Vivian que aún seguía vivo.
Y tú y yo, ¿estamos preparados para encontrarnos con el Señor, si tuviéramos que hacerlo en este preciso momento? No creo que la respuesta sea sencilla, pero sí creo que es un buen momento para hacer un alto en la vida y revisar la calidad de la caridad, la misericordia y la compasión que practicamos hacia los demás. Dice el Papa Francisco: “un poco de misericordia hace el mundo menos frío y más justo”.
Si entendiéramos esta misericordia de Dios, pondríamos a punto nuestro corazón con la luz de nuestra vela siempre encendida. ¡Ánimo!, todos podemos estar preparados para esperar con los brazos abiertos a Jesús, nuestro Salvador. Así nos espera él: con los brazos abiertos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: Yolanda Elvira Guzmán, H.C.
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