Ap 21, 9-14; Sal 145, 10-13.17-18; Jn 1, 45-51.
“Ven y lo verás”
“Le respondió Natanael: ¿De Nazaret puede salir algo bueno?” Le dice Felipe: “Ven y lo verás”.
Qué importante es dar fe de lo que experimentamos con hechos y palabras. Eso fue lo que hicieron los discípulos de Jesús, proclamar que el encuentro con el Hijo de Dios transforma su vida, su forma de ver y de percibir con el corazón.
La experiencia de encuentro con Jesús significa entrar en su casa, guardar silencio, contemplarle, quedarse con él, acompañarle allí donde nos pide, cerca del enfermo, cerca del migrante, cerca del que experimenta la marginación y el abandono de la sociedad por ser diferente o tener capacidades diferentes a los otros. Allí nos invita a descubrirlo, en esos lugares que hemos abandonado por estar abandonados de todos.
Jesús es el rey de Israel, es el Mesías. El rey, para el pueblo de Israel, era el que ejercía el derecho y la justicia de parte de Dios; el defensor de las pobres viudas y los marginados.
Quiero poner mis ojos en Él y acoger su invitación de llevarme allí donde nadie quiere ir a contar lo que he visto y vivido junto a Él.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: Yolanda Elvira Guzmán, H.C.
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