Ap 11, 19; 12, 1-6.10; Sal 44, 10.12.16; 1Cor 15, 20-27; Lc 1, 39-56.
Fiesta de la Asunción de la Virgen María
¿Quién es Ésta que va subiendo cual aurora naciente, bella como la luna, brillante como el sol, terrible como un ejército formado en batalla? Recurrir a María es de las bendiciones más grandes que podemos tener los bautizados, ¡qué maravillosa escena al pie de la Cruz cuando Jesús nos da a María como Madre!
Las lecturas de hoy pueden provocarnos un poco de susto sobre todo al leer todo lo que aconteció o apareció en el cielo: “Un enorme dragón, color de fuego con siete cabezas y diez cuernos…” “Una figura prodigiosa, una mujer envuelta por el sol…” Y para acabarla: “Él último de los enemigos en ser aniquilado, será la muerte, porque todo lo ha sometido Dios bajo los pies de Cristo”. El bien vence al mal, el bueno vence al malo como en las peliculas hollywoodenses. Pero, ¡no hay que temer! Esto va muy en serio, no es sólo ilusión como en las películas; las palabras de Dios tienen vida eterna. “Dichosa tú que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.
María triunfó, fue llevada en cuerpo y alma al cielo, fue mujer como nosotros de nuestra misma carne, supo alabar con su vida a Dios, “Proclama mi alma la grandeza del Señor”, con su sencillez, sacrificio y entrega nos mostró un camino seguro para llegar con ella al cielo. Pidamos, por su intercesión, tender siempre hacia Dios para poder participar de su misma Gloria.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: Yolanda Elvira Guzmán, H.C.
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