Ez 16, 1-15. 60.63;Is 12, 2-6; Mt 19, 3-12.
Un sacramento de Amor
Hay una canción que dice: ‘cariñito azucarado que sabe a Bombón’, de Virginia López. Cuando la escucho me imagino a las parejas recién casadas, ya no son dos, sino uno solo, les corre azucar por el cuerpo, por tanto amor que destilan.
Cuando se pregunta en este evangelio ¿está permitido que un hombre se divorcie de su esposa por cualquier motivo?, pienso, ¿qué pudo haber acabado el amor en estas parejas? Es común encontrar mamás solteras o papás solteros en la actualidad. ¿Por qué? Porque se les olvidó mirarse el uno al otro y cayeron en el egoísmo, en la monotonía, la rutina, llegando al fracaso del supuesto amor entre ambos.
Así como ellos, todos los bautizados corremos el peligro de colocarnos en el filo de la muerte cuando optamos por otras cosas que nos llevan a adulterar nuestro compromiso, a engañarnos, a ser infieles a Dios mediante falsas ilusiones y mentiras, que lo único que hacen es deteriorar nuestro espíritu y alejarnos del amor de Dios.
Jesús me invita a ser fiel, a aprender a compartir, a generar un continuo estado de cercanía con el otro como sacramento de amor. ¿Cuándo fue la última vez que expresé un ‘te amo’? ¿Cuándo fue la última vez que visité a Jesús en el sagrario o lo reconocí en un hermano para decirle “Te Amo”?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: Yolanda Elvira Guzmán, H.C.
0 comentarios