Jr 31, 31-34; Sal 51, 12-19; Mt 16, 13-23.
¡Quítate de mi vista, Satanás!
Jesús hace preguntas para saber qué piensa la gente respecto a su persona, el Hijo del Hombre. Las respuestas son variadas. Unos u otros dicen que Juan Bautista, que Elías, que Jeremías o algún profeta. También Jesús pregunta su opinión a los discípulos, Pedro se adelanta y dice: “¡Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo!”. Jesús alaba su respuesta pero, cuando Pedro rechaza a un Mesías sufriente y servicial, Jesús lo rechaza: ¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!”
Jesús sabe cuál va a ser la consecuencia de su misión. No se trata de acomodarse a lo que otros quieren oír, a lo que todos hacen o a condenar lo que los fariseos quieren que se condene… Y por eso las palabras de alguien cercano y querido como Pedro las toma Jesús como una auténtica tentación. –Pedro, tú que me quieres, no me tientes a no ser fiel a mí mismo…
Hoy Jesús nos hace la misma pregunta: ¿Quién soy yo para ti? Nos invita además a ser fieles, a vencer las tentaciones, a no dejarnos llevar por el mal con tal de quedar bien con nuestros amigos o familiares. ¿Estás dispuesto a dar la cara por Jesús ante las tentaciones que se te presentan? ¿Conoces las consecuencias de seguir a Jesús en esta etapa de tu vida?
Pidamos a Jesús, amigo fiel, que entre en nuestro interior como dice en la primera lectura y que ponga su ley en nuestro corazón para aprender a serle fieles.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: Yolanda Elvira Guzmán, H.C.
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