Os 2, 16-18. 21-22; Sal 144, 2-9; Mt 9, 18-26.
“Ánimo, hija, tu fe te ha curado!”
Una niña de doce años, fallecida, y una mujer con doce años de enfermedad. Ellas son, con Jesús, protagonistas del evangelio de hoy. A la mujer le da la salud, y a la niña la resucita.
¡Qué cercano, qué atento es Jesús con las mujeres! Aquí, lo mismo que en otros variados encuentros. Aún no ha nacido hijo de mujer de tan igual y amoroso trato con ellas como Jesús. A su lado, los y las más gritones feministas de hoy parecen apergaminados machistas. Y él tenía en contra todo el suelo cultural de su tiempo.
El padre de la niña se arrodilló ante Jesús diciéndole: “Ponle la mano sobre la cabeza, y vivirá”. Y la mujer enferma se acercaba entre la multitud pensando que “con solo tocarle el manto se curaría”. La fe mueve montañas de amor, y Jesús responde a nuestra tambaleante fe dando sanación y vida.
Siembra, Señor, en mi corazón una fe hambrienta de ti; que con san Pablo pueda decir: “Vivo de la fe en el Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí”.
Y dame que sea agradecido compartiendo mi fe en ti con los demás. ¡Eres lo mejor que tengo!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, C.M.
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