Mi 8, 4-6. 9.12; Sal 118, 2-13; Mt 9, 9-13.
A Mateo le dijo Jesús: “¡Sígueme!”. Y Mateo, –el publicano cobrador de impuestos–, lo siguió, e hizo un alboroto de fiesta y de banquete con otras gentes a quienes los fariseos consideraban malas compañías. ¡Qué hermosa manera de dar las gracias a Jesús porque se ha fijado en mí! Y además Jesús, criticado por comer con ellos, les dijo a los criticones: “No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos… no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.
¿Quién le dijo a Joël Sprung que siguiera a Jesús? A este, nieto de todos los prejuicios de la Ilustración, de familia atea y anticlerical, que estudió psicología, filosofía y ocultismo… se lo dijo su novia. “En esta época conocí a la mujer que se convertiría en mi esposa, católica practicante. Se dice que el amor es ciego, pero a mí me abrió los ojos. Esta joven se entristecía de no poder responder a todas las críticas que yo hacía a la religión, pero la fe se mantenía firme dentro de ella. Esa fe daba sentido a lo que ella era, a la manera con la que me amaba y con la que quería ser amada. No podía respetarla sin respetar de verdad lo que había en ella de más íntimo”.
“Una noche, en lugar de filosofar, decidí rezar. Para ver qué pasaba… Me dirigí a Dios Padre. Fue como una eclosión, como nacer.
Recuerdo haber llorado durante horas, con grandes sollozos. Dentro de mí se mezclaba el pesar de haber estado tan ciego con el alivio inmenso de haber salido por fin de la oscuridad, de nacer de nuevo al cabo de 20 años… Es inútil decir la importancia que tuvo a partir de ese momento el acompañamiento de mi prometida y de sus padres… Después de tres años de catecumenado, mis padres entraron en una iglesia por segunda vez en un año para nuestro matrimonio; la primera vez fue para asistir, emocionados, a mi bautismo”.
A ti, ¿quién te ayuda a vivir el seguimiento de Jesús? Y tú, ¿a quiénes ayudas?.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, C.M.
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