“¡Señor, sálvanos, que morimos!”
Am 3, 1-8; 4, 11-12 | Sal 5 | Mt 8, 23-27.
El camino del seguimiento de Jesús puede ser también en ocasiones, como vemos en el evangelio, un camino por el mar, en medio de tormentas. En ese momento de caos y amenaza, Jesús duerme en la barca, se levanta y domina el caos. –Tienen muy poca fe, les dice a los aterrados discípulos.
Cuando te haces a la mar en seguimiento de Jesús, debes estar preparado para las tormentas, para el caos y confusión que con sus olas te querrá tragar, hundir, ahogar.
Ten confianza, ten fe. Vas de la mano de aquel por quien fueron creados los cielos, la tierra y el mar. Él se levantará (como se levantó de la muerte) y, al igual que el Creador hizo surgir las cosas y los hombres del caos primigenio, hará que el viento y las olas se calmen y te lleven y depositen en una playa serena y segura. Ten confianza, ten fe, nada ni nadie te podrá arrebatar de las manos de Jesús una vez que has subido a su barca. Tus fuerzas no alcanzan para hacer frente a tanta adversidad. Eres pequeño y frágil. Pero con Jesús eres fuerte, él tiene la fuerza, apóyate en él, que te sostenga hasta que pase la tormenta y se haga la calma. Ten confianza, ten fe.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón Soltero, C.M.
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