Evangelio: (San Lucas 9:18-24)

Un día Jesús se había apartado un poco para orar, pero sus discípulos estaban con Él. Entonces les preguntó: “Según el parecer de la gente, ¿quién soy yo?” Ellos contestaron: “Unos dicen que eres Juan Bautista, otros que Elías, y otros que eres alguno de los profetas antiguos que ha resucitado.” Entonces les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Pedro respondió: “Tú eres el Cristo de Dios.” Jesús les hizo esta advertencia: “No se lo digan a nadie.” Y les decía: “El Hijo del Hombre tiene que sufrir mucho y ser rechazado por las autoridades judías, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la Ley. Lo condenarán a muerte, pero tres días después resucitará. Si alguno quiere seguirme, que se niegue a sí mismo que cargue con su cruz de cada día y que me siga. Les digo: el que quiera salvarse a sí mismo, se perderá; y el que pierda su vida por causa mía, se salvará.”

Reflexión:

La oración es tan importante para el Cristiano: es un encuentro con Dios que asegura quienes somos y nos da la fuerza para negarnos a sí mismos, tomar nuestra cruz diaria y perdernos en Jesús. Abriéndonos en oración a la divina Presencia, nos estamos actualmente abriendo a nuestra identidad y misión. Siguiendo a Jesús tiene su costo. En realidad, sus palabras son verdad: al perder nuestras vidas las salvamos. Sabemos que esto es verdad porque Jesús nos enseñó el camino. (Liturgia Viviente)

Meditación Vicentina

La pregunta de Jesús a sus discípulos, “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” sigue siendo la pregunta Cristológica fundamental en todas las épocas. San Vicente responde a esta pregunta enfocándose en el Cristo misionero: el Evangelizador de los pobres enviado a “Predicar la Buena Nueva al pobre.” Vicente hace una clara y explícita selección. La visión que él ofrece no es de Cristo como maestro, ni como sanador, ni como un perfecto adorador del Padre, ni como la imagen perfecta de la divinidad (la visión de San Francisco de Sales), sino que como “El Evangelizador del Pobre.” Los discípulos de Vicente son llamados a entrar al seguimiento de Cristo en los mismos términos conque Jesús inició Su ministerio publico: “El Espíritu del Señor esta sobre me; Él me ha ungido para llevar buenas nuevas a los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos y a los ciegos que pronto van a ver, para despedir libres a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor. (Maloney, El Camino de San Vicente de Paúl)

Discusión: (Compartan ideas sobre estas lecturas después de un momento de silencio)

¿Cómo vivimos nuestra llamada Vicentina de seguir a Jesús “El Evangelizador de los Pobres?”          

Oración de Clausura:                                                         

Jesús, Evangelizador del Pobre, nos llamas a ser Tus discípulos,

-Que seamos Tus verdaderos sirvientes.

Jesús, enséñanos a llorar con los que lloran,

-Danos ojos para verte a Ti en los quebrantados y pobres.

Jesús, úngenos y danos Tú Espíritu,

-Haznos verdaderos seguidores de Vicente y Federico.

¡Amen!

Autora: sor Kieran Kneaves, HC
Fuente: Sociedad de San Vicente de Paúl en Estados Unidos.