“Han oído que se dijo: no cometerás adulterio”
1Re 19, 9-16 | Sal 26 | Mt 5, 27-32.
Jesús nos sigue dictando la nueva ley, la ley suya que lleva a su plenitud la ley antigua, y que no es otra cosa que la ley del amor. Ahora se refiere al adulterio, a la infidelidad. Y nos dice que se puede cometer adulterio no sólo en una habitación, sino también en el corazón. Se puede traicionar el amor del esposo(a) de muchas maneras.
También cuando faltas al respeto, cuando ofendes y agredes a tu esposo(a)… estás traicionando el amor. También cuando no perdonas y te resistes a comprender; cuando no buscas momentos de diálogo, de encuentro, de gozo compartido. También cuando no sabes agradecer el esfuerzo, cuando no sabes mirar las virtudes y cualidades de quien comparte contigo la vida… estás traicionando el amor. También cuando te llenas de orgullo y soberbia, cuando no sabes pedir perdón, cuando no luchas por sanar las heridas… estás traicionando el amor. Cuando por desidia y apatía dejas que vaya creciendo la distancia y se vaya enfriando el sentimiento… estás traicionando el amor. También cuando no rezas por tu esposo(a), cuando no luchas por todos los medios para conservar la armonía, la alegría, la unidad en tu matrimonio… estás traicionando el amor.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón Soltero, C.M.
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