Inmaculado Corazón de María
“Su madre guardaba todo en su corazón”.
Is 61, 9-11 | Sal 1 | Lc 2,41-51.
Y después de celebrar el Sagrado Corazón de Jesús, no podemos dejar de lado el Inmaculado Corazón de María. ¿Qué celebramos en esta fiesta?
Celebramos la ternura y candidez de aquella joven de Nazaret que recibe la dichosa noticia de su elección como madre del Mesías. Celebramos los temores naturales de una mujer desposada que no ha consumado el matrimonio y que va a ser madre. Celebramos la fe inmensa, la disponibilidad infinita y la confianza plena del “hágase en mí según tu palabra”. Celebramos a la humilde esclava del Señor que se pone en camino a servir a su prima Isabel; en camino a Belén donde el cielo bajará a la tierra, en camino a Egipto, a Nazaret de regreso, ya con el Niño en brazos, siempre confiando en medio de la oscuridad, guardando todo en su corazón limpio y transparente.
Celebramos el corazón destrozado de dolor al ver a su hijo morir; el corazón fuerte que la mantiene en pie junto a la cruz; el corazón reverdecido por la noticia de la resurrección; el corazón esperanzado que mira en la Iglesia que nace la continuación de la vida de su Hijo.
Madre, que nuestro corazón sea como el tuyo.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón Soltero, C.M.
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