«Juventud y Vida»… ¿Qué podemos hacer?

por | May 26, 2016 | Noticias | 0 Comentarios

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Las cosas hermosas comienzan con orígenes sencillos. Por ejemplo, con una pregunta. Y la misericordia se hace, a veces, con atención, cariño, frijoles, tortillas y ladrillos, más un alegre calor de hogar.

Así sucedió con Juventud y Vida, una obra social-vicentina, nacida en la ciudad de Cuautla, en favor de los niños en situación de calle. Lo que se inició en el 2002 como servicio de comidas fue evolucionando y se ha constituido como un verdadero Hogar permanente. En él son acogidos, escolarizados y atendidos –día y noche- los niños que antes vivían en las calles y pedían en los cruceros. El P. Miguel Blázquez Avís, misionero vicentino, y sus perseverantes y generosos colaboradores han hecho esto posible.

Un buen día, la señora Angélica Trujillo le preguntó al P. Miguel: ¿Qué podemos hacer con los niños abandonados en los mismos cruceros y calles de nuestra parroquia? La primera respuesta fue proporcionarles comida un día a la semana, bajo los árboles del patio parroquial de Santa Ana, Cuautlixco, y poco después ya les servían una sustanciosa comida cinco días a la semana. De ahí pasaron a una casa prestada en la calle Escarmiento, donde siguieron casi por dos años sirviéndoles comidas, ropa, aseo y cariño. Acudía un buen grupo de niños y niñas necesitados. Pero luego regresaban a la calle y ésta los envolvía de nuevo en sus redes de pandillas, drogas o delincuencia.

Era preciso liberarlos de las calles, y para eso era necesario hacerse con una casa de acogida y una cierta organización para atenderlos debidamente. Con generosidad, Alcohólicos Anónimos les prestó una en la Colonia Iztaccihuatl. Se acogieron unos 14 niños y la señora Angélica y otros colaboradores los cuidaban. Pero, poco tiempo después, los dueños necesitaron su casa, y los niños tuvieron que volver a las calles. Ha sido –dice el P. Blázquez lleno de sentimiento- la generación perdida. De aquellos, ahora ya crecidos, unos siguen pidiendo o lavando cristales en los cruceros, otros están o han pasado ya por la cárcel, algunos han sido víctimas de la violencia, y algunos ya tienen hijos que son, a edades aún más tempranas, nuevos inquilinos de las calles y sus peligros.

El año 2005 buscaron medios para alquilar una nueva casa y comenzaron acogiendo –día y noche- a 4 niños. Al año siguiente alquilaron otra casa más grande en el Parque María Luisa, y el número de niños subió a 7. Después- en el 2010- se trasladaron a la calle Felipe Neri, y ya eran 10 los niños acogidos día y noche, atendidos, escolarizados y bien cuidados. Las necesidades, gastos y sueldos crecían, pero la generosidad de muchos también crecía. Acoger a un nuevo niño no es cosa simple. No basta con mostrarle las posibilidades de casa y de atenciones o escuela, y que ellos quieran; hacen falta además los trámites legales para lograr que todo esté claro y en regla para los niños acogidos y con respecto a sus familias, si las tienen o aparecen.

Desde el 2002. Juventud y Vida se constituyó legalmente como Asociación Civil.

2013: La nueva Casa-Hogar

A la entrada del Hogar, una estatua de San Vicente de Paúl bendice y mira con buenos ojos esta obra. La nueva casa –que en la actualidad acoge a 21 niños- está en la Colonia Plan de Ayala. El último en entrar se llama Ricardito. El terreno tiene 1800 metros cuadrados (mil de ellos regalados y los otros 800 comprados). — El 9 de julio de 2011 se celebró la bendición de la primera piedra de la Casa-Hogar, y se terminó su construcción en marzo del 2013, con capacidad para 24 niños. Con más de un millón y medio de costo y sudores. Con previsiones para poder levantar, en otro momento, una segunda planta para otros 24 niños.

Familias de Monterrey y de Cuautla, amigas del P. Miguel, instituciones como Fondo Bimbo o Fomento Moral Educativo –de Monterrey- un bienvenido Redondeo de Oxxo, donantes de España (familiares del P, Miguel y otros), sencillos, generosos y perseverantes católicos de Cuautla con donaciones mensuales (en especie o en dinero), más eventos especiales en centros culturales o musicales, organizados por el Patronato de Juventud y Vida… Entre todos lograron ir juntando los medios necesarios. Y, desde luego, hay que resaltar a las personas que día a día dan calor de hogar, ejemplo, atención, alimentación y toda clase de cuidados. Puede usted anotar, además de la infatigable señora Angélica, una psicóloga de planta, 4 monitores (que cuidan día y noche de los niños), cocinera y lavandera, encargados de la administración, dos licenciadas para apoyo jurídico cuando se necesita, más unas ocho personas voluntarias fijas, más los voluntarios temporales, como estudiantes en servicio social. Sólo en salarios mensuales sobrepasan los 50 mil pesos. Añádale usted electricidad, agua, teléfono, manutención, gastos escolares, viajes, oculista, dentista y ese largo etcétera que cualquier familia grande comprende. San Vicente de Paúl decía: “Los sentimientos más íntimos de nuestro Señor han sido preocuparse de los pobres para curarlos, consolarlos, socorrerlos y recomendarlos. En ellos es en quienes ponía todo su afecto… Y ¿qué amor podemos nosotros tenerle a él, si no amamos lo que él amó?”. Con este espíritu se intenta vivir en Juventud y Vida. Y estos niños acogidos, -como plantas mustias o pisoteadas a las que alguien pone agua y cuidados-, van creciendo en autoestima, confianza, relaciones, compromiso, disciplina, aplicación en la escuela y crecimiento en valores.

2016: Nueva Planta para otros 24 niños

Pero, ¿qué hacer a favor de los nuevos niños que siguen en las calles? Ahora, además, caen en ellas a edades más tempranas. Se hacía ya necesario, por eso, ampliar la casa, para ampliar el número de acogidos. Así, en noviembre del 2015 comenzaron a construir una segunda planta. Les está costando más de un millón 300 mil pesos. Creen que podrán terminarla para este mayo del 2016, si los fondos y donadores no se agotan o cansan antes. Puede usted imaginarse los locales necesarios, como salas, comedores, dormitorios, baños, lavandería, oficina, clases, biblioteca, un pequeño espacio para deportes, y esas otras cosas que un grupo numeroso necesita.

Además, ya sabe usted lo que sucede, unas cosas piden otras. Juventud y Vida sigue ofreciendo comidas en el patio de Santa Ana a 20 0 25 adolescentes y jóvenes, pues hay no pocos que, por su edad, ya rebasan la edad de admisión en la casa. Sume a esto las despensas a no pocas familias necesitadas y relacionadas con los niños (de la casa o de los que acuden sólo a las comidas). En un cálculo aproximado, cerca de quinientas personas salen beneficiadas.

Luego, de cuando en cuando, vienen otros problemas. De pronto aparece una abuelita (¿dónde estaba antes?) que viene a reclamar a su nieto. Y no hay nada que hacer para evitarlo, las leyes son leyes y el juez se lo entrega. En algunos casos para que vuelva a la calle y conseguir, a costa de él, algunos dineros diarios para sus familiares. ¿Dónde quedan los intereses y el futuro de esos niños?

Las nuevas obras tendrán también una panadería y una peluquería para que, ya crecidos y con sus estudios hechos, puedan salir expertos en estos oficios. La esperanza sueña aún, para el futuro, con otros posibles oficios en la misma casa o con maestros de fuera que los adopten para enseñarles.

Uno de los primeros, después de 8 años en la casa, ya terminó su primer curso de Universidad, y ahora optó por hallar un trabajo como policía. Normalmente, al terminar la Secundaria dan un año de servicio en la Casa-Hogar, durante el cual aprenden un oficio, reciben un curso propedéutico que les prepara para su ingreso y buen aprovechamiento en la Prepa., otros, al terminar este año especial, serán inscritos en CECATI, según sus inclinaciones. Y, mientras, viven en la Casa-Hogar, hasta que cada joven decida emprender una nueva etapa para su vida.

“Juventud y Vida” es además una pregunta

¿Qué puedo hacer yo para ayudarlos? Ya apunté antes que Juventud y Vida está constituida como Asociación Civil y tiene capacidad legal para emitir recibos deducibles de impuestos. Y puedes ayudarles con dinero por depósitos o transferencias bancarias a: Banco Santander, Sucursal Palmas 5226, dirigido a Juventud y Vida, A.C. a la Cuenta: 65501354833, Clabe: 014542655013548335. También puedes ayudarles en especie: despensas, artículos de higiene, papelería, adoptando los gastos mensuales de un niño y otras formas que tu amor invente, como voluntario, como prestador de algún servicio social… Y oraciones, oraciones, muchas oraciones pidiendo al que nos dijo “dejen que los niños se acerquen a mí” que siga bendiciendo a los niños, a las y los colaboradores que ponen en ello el alma y la vida y a los generosos donadores que están empeñados en construir un futuro esperanzador para los que acrecían de él.

Puedes asomarte a algunas páginas web que hacen referencia a Juventud y Vida:

O puedes escribirnos un correo a: contacto@juventudyvida.org

Honorio López Alfonso, cm

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