“Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”.

Jr 31, 31-34 | Sal 149 | Mt 16, 13-23.

Aquí hay una pregunta que hace Jesús sobre lo que dicen las personas sobre él. Los discípulos dan diversas contestaciones de acuerdo a lo que han escuchado a la gente. Luego Jesús pregunta directamente: ¿Y ustedes, quién dicen que soy yo? Pedro es quien confiesa “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”.

A Pedro le interesa una imagen de Jesús victoriosa que no tenga que pasar por el sufrimiento, por eso cuando Jesús le habla de su pasión intenta decirle lo que tiene que hacer. Recordemos que, en el contexto de Jesús, los discípulos elegían al maestro y en el caso de Jesús Él es quien los elige y ese seguimiento es para siempre. El lugar de seguimiento de todo discípulo es tras del maestro y Pedro quiere colocarse al frente, cosa que el Señor señala tajantemente y le invita a que ocupe el lugar que le corresponde como discípulo.

Pedro es la Piedra en donde se sostendrá el Pueblo de Dios; es roca que edifica pero también es piedra de tropiezo, cuando son los criterios propios y no los del maestro los que quieren indicar por donde se tiene que ir.

En nuestra vida personal también nos pasa que hacemos un Dios a nuestra medida y solamente nos interesan aquellas experiencias en donde sentimos bonito y eso del esfuerzo y la responsabilidad nos cuentan mucho. Preferimos darle vuelta a la página porque no nos interesa gastar nuestra vida por los demás y mucho menos ofrendarla para la salvación de otros. ¿Qué tipo de “piedra” es nuestra comunidad? ¿Qué compromiso nos llevamos?

¿Cuál es la imagen que tenemos de Jesús?

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Israel C. Alba Romero, C.M.