Evangelio: (San Juan 14: 23-29)
Jesús dijo a sus discípulos: “Si alguien me ama, guardará mis palabras, y mi Padre lo amará. Entonces vendremos a Él para poner nuestra morada en Él…Les he dicho todo esto mientras estaba con ustedes. En adelante el Espíritu Santo, el Interprete que el Padre les va a enviar en mi Nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho. Les dejo la paz, les doy mi paz.”
Reflexión:
La única manera en que Dios habita entre nosotros es de librarnos de nosotros mismos y entregarnos a Jesús. Solos no podríamos lograrlo; la Buena Nueva es que no estamos solos porque Dios habita dentro de nosotros y nos da todo lo necesario para ser fieles. Estos Domingos antes de Pentecostés nos recuerdan que como discípulos nunca tenemos que sentirnos como si toda la tarea de vivir el Evangelio cae solo en nuestros hombros. Dios está siempre presente, habitando dentro de nosotros, para darnos la fuerza que necesitamos para ser fieles al mandato de Jesús. Solo de esta manera pueden tener éxito nuestras vidas cotidianas. (Liturgia Viviente)
Meditación Vicentina:
A San Vicente le interesaba dar de comer al hambriento, visitar a los presos, dar cuidado a los enfermos, educar a los pobres. Pero también estaba intensamente interesado en ayudar a gente, particularmente a los pobres, a reconciliarse con Dios, para apreciar su fe, y ser leales a la Iglesia. En una palabra, San Vicente estaba interesado no tan solo en el bienestar físico de los pobres, pero en sus almas también. Hay algunas personas que están solamente interesadas en mejorar las condiciones materiales de los pobres. Eso es importante, seguramente, pero solo una parte de la tarea. Cada persona pobre tiene un alma. Cada persona pobre tiene la responsabilidad de salvar su alma. Cada persona pobre tiene necesidad de ayuda en esa tarea. Fue el logro más grande de San Vicente que trabajaba para salvar tanto el cuerpo y el alma de los pobres. Trabajó para salvar a la persona completa. (McCullen, Cosas Profundas)
Discusión: (Compartan ideas sobre estas lecturas después de un momento de silencio)
¿Cómo podemos servir mejor al “cuerpo y alma” de aquellos que son pobres?
Oración de Clausura:
Que siempre seamos Tus fieles discípulos,
– Señor, envíanos Tú espíritu.
Que podamos servir a la persona completa del pobre,
– Señor, envíanos Tú espíritu.
Que estemos abiertos a recibir a Tú Defensor,
– Señor, envíanos Tú espíritu.
Que sepamos que Dios está siempre presente, habitando en nosotros,
– Señor, envíanos Tú espíritu. ¡Amén!
Autora: sor Kieran Kneaves, HC
Fuente: Sociedad de San Vicente de Paúl en Estados Unidos.
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