Hch 9, 1-20 | Sal 116, 1-2 | Jn 6, 52-59.
“El que come mi carne tiene vida eterna”
Desde el versículo 25 de este capítulo 6 de san Juan, cuatro intervenciones de la multitud dan pie a las respuestas de Jesús. Ahora, estamos ante la quinta intervención: “¿Cómo puede este darnos a comer su carne?”. Jesús responde, y sus palabras “carne” y “sangre” subrayan que es su vida encarnada la que constituye el alimento que da la vida. La carne y la sangre “del cordero de Dios”, entregadas en la cruz y que se nos dan en la Eucaristía.
Los antiguos habían sido alimentados con la Ley y el maná, ahora Jesús provocativamente los incita a “comer su carne” y “beber su sangre”. “El Verbo se hizo carne” nos había dicho este evangelio en su prólogo. Hasta aquí, Jesús hablaba de comer (usaba el educado verbo phage), ahora los provoca usando otro verbo más rudo: (trogon) masticar. No se trata de símbolos sentimentales, (nadie mastica símbolos) sino de aceptar a Jesús y alimentarse de él.
“El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí”… Y muchos lo abandonaron.
Se llama Joe Eszterhas. Famoso de Hollywood. Drogadicto, bebedor incontrolado, millonario por sus películas, guionista del thriller erótico “Instinto básico”, es hoy un hombre nuevo. “¡Dios, ayúdame!”, clamó en un momento de total oscuridad e impotencia. Después comenzó a ir a misa cada semana y a buscar al Señor. Hoy confiesa: “la Eucaristía, la presencia del cuerpo y sangre de Cristo inundaron mi mente y es una experiencia sobrecogedora”.
¿Es sólo olvido o costumbre en nuestra vida?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, C.M.
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