Hch 6, 1-7 | Sal 32, 1-19 | Jn 6, 16-21.
“Yo soy, ¡no tengan miedo!”
Los próximos seis días seguiremos leyendo fragmentos del capítulo 6 del evangelio de san Juan. Hoy nos toca la tempestad en el mar de Galilea…
¿O más bien la tempestad en el mar de tu existencia? Aquí, donde la barca es tu vida; el timón, tu libertad, y las olas asaltantes, estas contradicciones y dolores emocionales, físicos, oscuros, cuya solución no se adivina. ¿Dónde estoy? ¿Dónde, tú, mi Dios, que parece que te has escondido de mi pobre rostro? Leo el salmo y me dice: “El Señor sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas”. ¿Es eso, Señor, lo que me pides? ¿Un corazón lleno de humildad y de arrepentimiento, capaz de ver su miseria para acoger tu misericordia?
Hay otra tempestad como un agujero negro que todo lo quiere succionar y tragar. Está en el mundo que nos rodea, tan mal repartido y tan premiador de individualismos egoístas y aislados. No quiero aumentar esa tempestad. No debo hacerlo.
Y la otra tempestad, ésta de la barca de la Iglesia, salpicada a cada rato de rutina o de escándalos o de cristianos inconscientes, desorganizados o neutrales. El Papa Francisco, decía en su viaje a la República Centroafricana: “hemos experimentado que el Señor está con nosotros en la barca, es él quien la guía y a él hemos renovado el compromiso de seguirle. Él es nuestra esperanza, nuestra paz, el rostro de la divina Misericordia”. ¡Renovamos nuestro compromiso!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, C.M.
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