San José, el hombre justo
2Sm 7, 4-5.12-14.16 | Sal 88 | Rm 4, 13.16-18.22 | Mt 1, 16.18-21.24.
–Jesús, mira este yugo, está bien hecho, pero podría estar mejor.
–Lo he probado, papá, y no creo que se vaya a salir en ningún caso. Pero si quieres que lo retoque…
–Eso me parece bien, hijo, pero no se trata sólo de este yugo. Yo sé que te esmeras todo lo que puedes, pero deberíamos acostumbrarnos a hacerlo todo al detalle.
–Y a ti, papá, ¿te parece tan importante hacerlo todo al detalle cuando hay tanta injusticia y tanta gente que pasa hambre?
–Es verdad, hijo, el mundo no está bien. Pero no se arregla nada con ser un descuidado y hacer las cosas a medias.
–Pero, papá, ¿no sueles hablarme tú mismo de lo mal que está el mundo? Dios no quiere un mundo como éste. Y esta situación no se arregla esmerándose en los pequeños detalles. Tiene que venir pronto el Reinado de Dios.
–Desde luego, hijo. Eso me dices tú siempre, y yo cada día lo deseo más. Pero no creo que ese Reinado sustituya nuestro esfuerzo ni nos ahorre el cuidado de los detalles, porque los detalles son amor…
–O sea que, ¿hay que hacer las cosas bien, bien, bien?
–Sí, hijo, hay que hacer las cosas al detalle, y a la vez pensar en transformar toda la sociedad, Dios lo hará, pero con nuestro trabajo, hijo, con nuestro trabajo colaboramos. José tuvo que haber sido un buen padre, tanto que Jesús escogió esa imagen para hablar de Dios. ¿Pides a Dios Padre para que tu papá biológico se parezca cada vez más a Él?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Erick F. Martínez Benavides, C.M.
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