Sor Rosalía Rendu: el amor de una madre

por | Mar 18, 2016 | Santoral de la Familia Vicenciana | 0 Comentarios

Para todos los vicentinos, consocios de la Sociedad de San Vicente de Paúl, el nombre de Sor Rosalía Rendu evoca a los orígenes de Las Conferencias y a cómo, por indicación de Emmanuel Bailly, los primeros jóvenes de esta Institución comienzan su servicio de atención a las personas más necesitadas con el apoyo y la tutela de esta grandiosa Hermana de la Caridad, que supo ver en ellos el germen de una Entidad vicentina de amor y cuidado a las personas más vulnerables y descartadas de la sociedad.

La madurez caritativa y de servicio a las personas en situación de necesidad le llega a Sor Rosalía a principios del siglo XIX cuando desempeña su labor como Hija de la Caridad en el suburbio de San Marcelo, en el Barrio Mouffetard de París, una zona repleta de necesidades a las que atender y en la que Sor Rosalía, con mano firme y delicada a su vez, desarrollaría la forma de ayuda vicenciana de amor y promoción en la figura de las personas más vulnerables.

Es en este barrio de Mouffetard en el que Sor Rosalía trabaja sin descanso y en el que pone en marcha, entre otros muchos proyectos, un patronato para los jóvenes trabajadores, una guardería para los hijos de las mujeres ocupadas fuera de casa, un refugio para los ancianos… Es conocida por como “madre de todos” y es frecuente verla, al estilo de san Vicente, uniendo en su rededor a todo tipo de personalidades de la época en favor de los más necesitados.

Sor Rosalía nunca dejó de atender al pueblo en sus calles, en su querido suburbio de San Marcelo. Sus vecinos, reconociendo su grandeza de alma y sabiendo que su amor no conocía posición u orientación política, sale en defensa de “su madre” cuando pretenden hacerla prisionera en la revolución de 1830, dejándola en libertad por la revuelta popular que ocasionó su intento de captura. También en la revolución de 1848 volvería, esta mujer, este ejemplo de servicio, a precipitarse en las calles de París, en el fuego cruzado de las barricadas; para atender a todos y cada uno de los que precisaban ayuda. Cuentan que un soldado, perseguido y acorralado, atravesó el umbral de la puerta de las Hijas de la Caridad y que Sor Rosalía clamó por su vida ante los que deseaban sentenciarle a muerte en aquel momento:

«Hace 50 años que os he consagrado la vida; por todo el bien que yo he hecho a vuestras mujeres y a vuestros hijos, yo os pido la vida de este hombre».

La Sociedad de San Vicente de Paúl está agradecida por haber nacido en el cuidado de una verdadera “madre”, que supo alimentar a “sus hijos” en la fe de Cristo y en el carisma de san Vicente, gracias a una formación a través de su ejemplo y que le dio a Las Conferencias, en esos definitivos primeros pasos, un especial sello en su espíritu laico de servicio y Amor que perdura hasta hoy.

Autor: Carlos Lafarga.
Fuente: Boletín Ozanam de la SSVP en España, febrero de 2016.

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