Una manera de ver el Via Crucis es pensar que oramos desde un espíritu de reparación por los sufrimientos e insultos que Jesús soportó durante su pasión. El Papa San Juan Pablo II se refirió a los actos de reparación como el «incesante esfuerzo para estar al lado de las infinitas cruces en la cual el Hijo de Dios sigue siendo crucificado». Así pues, en un contexto Vicenciano, las Estaciones de la Cruz pueden convertirse en una forma de meditar, con el objetivo de repararlos, sobre nuestros pecados en contra de aquellos que son pobres o marginados: una manera de hacer reparación a la ofendida majestad de Dios por los ultrajes que Jesús, en la persona de los pobres, sigue constantemente sufriendo.
En este tiempo de Cuaresma, os ofrecemos un Via Crucis para reflexionar, personalmente o en comunidad, en tu parroquia o grupo.
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