Is 65, 17-21 | Sal 29 | Jn 4, 43-54.
Cielo nuevo y tierra nueva
La revisión de vida a que nos invita la cuaresma lleva como promesa un cielo nuevo y una tierra nueva, el perdón de nuestras faltas y la trans- formación de nuestros duelos en alegrías.
El profeta Isaías nos mueve a desear una época de reconstrucción y de paz, posible porque Dios no olvida ni abandona a su pueblo, pero realizable sólo si las personas concretas somos capaces de trabajar con Dios por la justicia y la igualdad para todos.
En el evangelio, Jesús sana a la distancia al hijo de un funcionario real y crítica la actitud de sus paisanos que solo creen si ven signos y prodigios. En ocasiones tampoco nosotros sabemos reconocer las abundantes señales que el mundo nos ofrece de la presencia y del trabajo que Dios continuamente realiza para mejorar nuestras vidas. Qué necesario se hace pedir siempre la ayuda del Espíritu Santo para saber estar atentos a las personas y los acontecimientos que Dios nos ofrece para crecer y madurar en la vivencia de la fe que se traduce en vivir el amor y en actitud de servicio.
¿De qué manera le estás pidiendo a Dios que haga crecer y madurar tu vida de fe?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Erick F. Martínez Benavides, C.M.
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