Asun es misionera seglar. Desde hace más 30 años dedica su vida al trabajo misionero, fundamentalmente en las misiones populares vicencianas en España (junto al resto de misioneros que forman el Equipo de Misiones Populares de los Paúles de Zaragoza). También ha participado en misiones en otros países de América Latina y Europa.
El anuncio del evangelio a los más pobres, con palabra y con obra, no es patrimonio exclusivo de los miembros consagrados de la Familia Vicenciana. Es misión de todos, independientemente del estado de cada uno. Asun es un ejemplo de esto.
Te invitamos a conocerla más y, a través de ella, el ministerio tan vicenciano que es el de las Misiones al Pueblo. Esta entrevista fue emitida por el programa “Vidas con luz” de Popular TV (España), el 6 de febrero de 2013.
#YoSoyVicente. También lo es Asun. Y también lo eres tú.
¿Quieres saber más sobre las Misiones Populares Vicencianas y la función de los seglares en ellas?… Sigue leyendo
Recuperamos también, por su interés, la charla que Asun Gascón dio, en un encuentro de Familia Vicenciana en París, en 1997 (publicado originalmente en Vincentiana: Vol. 41: No. 4). Han pasado muchos años desde entonces, pero el mensaje sigue siendo plenamente actual:
Los seglares en el equipo de misiones
Por: Mª Asunción Gascón Aranda
1. Presentación
Al dirigirme a ustedes, quiero hacer una precisión inicial. Desde hace muchos años soy miembro del Equipo de Misiones de la Provincia de Zaragoza y nosotros realizamos este ministerio con una metodología propia, distinta en bastantes detalles de otras metodologías. Al hablar del lugar de los seglares en Misiones lo hago desde esta perspectiva.
Sé que los seglares (o, “laicos”, como quieran ustedes) colaboran en misiones de formas distintas. Por eso, repito, voy a transmitir mi experiencia y mis inquietudes que, naturalmente, pueden enriquecerse desde otras perspectivas.
2. Un poco de teología
Como saben, según muchos comentaristas, el trabajo misionero de los seglares tiene su fundamento en la misma conducta de Jesús que envía en misión, a anunciar la llegada del reinado de Dios y a obrar en consecuencia, junto con los Doce, a un buen número de discípulos de toda condición; también seglares de ambos sexos (Ver Lc 8,1s. 10,1).
El apóstol Pablo deja constancia en el capítulo 16 de la carta a los Romanos de la importancia del servicio misionero de los seglares, particularmente de matrimonios como Prisca y Aquila. Como dice un famoso teólogo: «Su fidelidad y espíritu de sacrificio debieron de suponer una ayuda extraordinaria para la misión paulina; hasta el punto de que Pablo puede llegar a decir que “todas” las comunidades de cristianos venidos del paganismo deben estarles agradecidos (Rom 16,4)». A Andrónico y Junía -matrimonio- los califica Pablo como «insignes entre los apóstoles» (Rom 16,7).
Fiel a esta tradición, el Concilio dice: «Cristo, el gran Profeta, que por el testimonio de su vida y por la virtud de su palabra proclamó el Reino del Padre, cumple su misión profética… no sólo a través de la jerarquía, que enseña en su nombre y con su potestad, sino también por medio de los seglares, a quienes por ello, constituye en testigos y les ilumina con el sentido de la fe y la gracia de la palabra (Act. 2,17-18; Ap. 19,10), para que la virtud del Evangelio brille en la vida cotidiana familiar y social» (LG, 35).
Y en Ad Gentes: «Para estos fines (…) son de máxima importancia y dignos de atención los seglares… para anunciar con sus palabras y con su ejemplo a Cristo» (AG 15).
Estos textos son claros y nos obligan a aceptar que el laico tiene un lugar en la Iglesia por encima de necesidades del momento propias de la situación actual de las distintas iglesias a las que pertenecemos.
Por otra parte, San Vicente que quiso a las Hijas de la Caridad «laicas» y que comenzó por instituciones laicas como las Damas, ¿no llevaría adelante hoy un movimiento de renovación de las misiones que contara de lleno con el laicado?
Los seglares vemos que introducirnos en misiones supone un esfuerzo de renovación a entalidad y de la práctica habituales de los Equipos misioneros. Pero esta renovación, aunque no sea fácil, es necesaria y merece la pena. Pero esta renovación, aunque no sea fácil, es necesaria y merece la pena.
3. Testimonio de una práctica
Pasamos a la práctica. Nuestro Equipo de Misiones se compone desde el principio de Misioneros Paúles, Hijas de la Caridad y “Seglares con vinculación al Equipo”. Y, dentro de los seglares, estamos personas casadas y personas solteras, varones y mujeres. Así en él, como acostumbramos a decir, están representada “la diversidad de miembros y oficios” del Cuerpo de Cristo, de la Iglesia. Este carácter eclesial de participación y de corresponsabilidad es una de las cosas que llama la atención y evangeliza en las parroquias a donde nos llaman.
En la realización concreta de nuestras misiones al pueblo y, tratando de recuperar y adaptar, aunque sea de lejos, la práctica de San Vicente que partió en las misiones de las necesidades del pueblo, distribuimos el trabajo en tres etapas, que son partes de una “única misión”:
- Tiempo de Preparación.
- Tiempo Fuerte de Misión.
- Continuidad
Estas tres etapas constituyen un todo, una misión. Y en todas suele haber algún tipo de participación de los “seglares”. Aunque en el Tiempo Fuerte, nuestra presencia es continua. Pero en las otras dos etapas, aunque discontinua, no es menos importante nuestra participación y presencia.
3.1 Preparación de la misión
En el tiempo de Preparación, los Seglares vinculados al Equipo tenemos un papel importante como testimonio de fe comprometida y como ejercicio de corresponsabilidad. Nuestro trabajo es «testimonial», tanto para los curas como para los seglares de las comunidades parroquiales que misionamos. Ver que participamos los seglares les hace ver tanto a los curas y como a los seglares que la misión es cosa de todos y les anima.
Los seglares venimos participando en distintas tareas de Preparación, coordinados con el director de la misión y junto con los sacerdotes Paúles. Pero es particularmente importante nuestra presencia en la Presentación de la Misión a toda la parroquia.
3.2 Participación en el tiempo fuerte
Dentro del Tiempo Fuerte [en el que distinguimos tres momentos básicos: Días de Encuentro con las Personas; Anuncio del Mensaje; Grupos de Encuentro] tenemos que hablar, igualmente, de distintos niveles de participación.
Básicamente, nuestra participación dentro del Tiempo Fuerte quiere ser testimonio del papel de los seglares en la iglesia. Recordemos el texto del Concilio citado anteriormente: «Para estos fines (…) son de máxima importancia y dignos de atención los seglares… para anunciar con sus palabras y con su ejemplo a Cristo» (AG 15). Las tareas en esta línea son distintas:
- Participamos, sobre todo, en la «evangelización persona a persona» (EN 46) [visitamos a las familias y los lugares de reunión, atendemos a los problemas que nos cuentan, hacemos pequeños servicios, hablamos de las situaciones encontradas con los sacerdotes, detectamos situaciones de pobreza, hacemos una lista de enfermos, etc…]. Aquí nuestra contribución pienso que es de gran importancia.
- En las Reuniones/Encuentro de niños, jóvenes, matrimonios, incluida la predicación.
- De modo especial, también, en los Grupos de Encuentro -comunidades familiares-de las casas. Aquí, entre la gente, nos sentimos muy a gusto. Nos entendemos bien.
- En alguna ocasión, hemos realizado una tarea importante como «Modera-dores/Animadores» en las reuniones de Formación de Agentes Seglares de la parroquia. Formación que, en nuestro estilo de misión, llevamos a cabo los primeros días del tiempo fuerte de misión.
- Me parece importante, también, señalar aquí que en algunas comunidades parroquiales, avocadas a quedarse en breve espacio de tiempo sin sacerdote que las atienda, algunos seglares del Equipo han desempeñado el papel de Presidentes del Servicio Litúrgico dominical. ¿Para qué? Para que los seglares del lugar vean que esta es una tarea posible también para ellos.
Quiero advertir que estas tareas, el Paúl las realiza desde una perspectiva, la propia del sacerdote, la Hermana desde su carisma, y nosotros, los seglares, la hacemos como seglares, desde nuestra sencillez, desde la realidad de la vida que compartimos con las gentes, y de forma natural y espontánea… Y este estilo de hacer y de comportarnos interroga a la gente. Y a partir de ahí surgen las preguntas en niños, en jóvenes, en adultos y otra vez nuestra gran posibilidad, el diálogo persona a persona (EN 46) y el testimonio-servicio sencillos (EN 21). La conclusión que sacan: son como nosotros y viven con entusiasmo la pasión por el evangelio…
Observamos que no es lo mismo hacer una reforma «por decreto», que «por el testimonio vivo». En misiones no conviene olvidar el principio Vicenciano de la acomodación a las circunstancias del lugar, del tiempo y de las personas (SV I, 227). A los seglares, normalmente, nos cuesta menos acomodarnos.
Por lo demás, en nuestros países, ricos en presencia clerical, no es fácil dar el paso hacia la participación de los seglares…
3.3 Tareas en la continuidad
En nuestra experiencia, la tareas de continuidad son variadísimas. En este campo hay mil posibilidades. Una muy importante para los seglares casados es la de formar “grupos de matrimonios cristianos”. Luego, están todas las tareas de animación por “grupos de edades distintas”, particularmente niños y jóvenes. Pero todas estas, son actividades exigentes. Aquí, como en ningún otro terreno, se impone la especialización. Pero, repito, hay acciones en este campo que estamos haciendo con fruto los seglares.
En España, no sé si sucede lo mismo en otros países, los materiales de ayuda «sencillos» para la evangelización, para uso del pueblo, son escasos… Hay que componer materiales para misiones. Y en esta tarea hay seglares que colaboran.
Tras la misión a los párrocos les queda una gran tarea. Les faltan colaboradores. Y con frecuencia solicitan nuestra colaboración esporádica para poner en marcha grupos de formación y servicios. Para esta tarea hemos colaborado los seglares también en Hispanoamérica.
Si se pone en marcha, como diré más adelante, algún catecumenado de inspiración vicenciana, puede ser conveniente o necesaria nuestra participación.
Opino que queda aquí mucha tarea por hacer. El vacío existente se comprueba al observar que hay comunidades donde la gente está como ovejas sin pastor. Pero también cuando un cura de pueblo nos pregunta al fin de una misión: Bueno, y ahora, ¿qué puedo hacer yo?
¿Por qué les he transmitido esta inquietud? Precisamente porque estoy convencida que es ésta una tarea para la colaboración entre los Paúles, las Hermanas y los Seglares vicencianos. Una tarea que requiere ilusión, creatividad, estudio, reflexión, experimentación, trabajo conjunto…, en una palabra, fidelidad al hombre de hoy/experiencia del hombre de hoy y lo que nos sigue enseñando también San Vicente, atención constante al Espíritu que sopla donde quiere.
Estoy plenamente convencida, además, de que es necesario desarrollar el trabajo de los seglares vicencianos para conseguir que en las comunidades concretas que evangelizamos se pongan en marcha:
- Los servicios caritativo/sociales.
- Algún tipo de servicio de solidaridad con el Tercer Mundo.
En este sentido podría contar experiencias muy hermosas de disposición al Espíritu y de generosidad que he vivido en las distintas misiones en las que he participado.
4. Crecimiento del equipo de seglares
Al llegar a este punto quiero tener el atrevimiento de decir públicamente que los Paúles necesitáis coraje, humildad y trabajo para que este tema tan traído y llevado de la promoción de los seglares, sobre todo de los seglares misioneros, no se quede en palabras.
Este trabajo vemos en las misiones que debe hacerse en un doble sentido para conseguir:
1. Seglares Misioneros Vicencianos.
A este grupo es al que pertenecemos. Se trata de seglares integrados en el Equipo, que surgen normalmente de las misiones que realizamos, por invitación nuestra o por acercamiento de ellos. Este acercamiento que desemboca en el director de la misión lo realizan con frecuencia a través de un seglar del Equipo.
2. Seglares Parroquiales Misioneros Vicencianos.
Son estas personas que en las parroquias, unidos a nosotros, trabajan por mantener el espíritu evangelizador y misionero. Pero es necesario que estos núcleos comunitarios de seglares abiertos a la evangelización, para que puedan mantener viva la inquietud por la evangelización, estén espiritual y materialmente preparados para esta tarea, y se vayan formando. Para ello, al igual que nosotros, necesitan la animación misionera de algún Sacerdote Paúl, y también, la presencia de algún seglar vinculado al Equipo.
En este doble sentido, la invitación llevada a cabo por los seglares que trabajamos en el Equipo es muy importante. Pero también es importante que nosotros los Seglares Vicencianos, conscientes de que necesitamos a los hijos de San Vicente (Paúles e Hijas de la Caridad) – hablo de los “hijos”, porque nosotros somos “los nietos”-, conscientes, repito, de esta necesidad, es importante que trabajemos en la promoción vocacional para Paúles e Hijas de la Caridad. Esta tarea quiero deciros que también la hacemos.
5. Formación para la misión
Los Seglares necesitamos formación. Y al llegar a este punto, permítanme que recuerde lo que se lee en nuestro Proyecto de Misiones y que está tomado de las Constituciones de la C. M.: Los miembros de la C.M. cumplen su fin cuando «ayudan en su formación a clérigos y laicos y los llevan a una participación más plena en la evangelización de los pobres».
Los Seglares Misioneros Vicencianos necesitamos, pedimos y consideramos imprescindible una formación adecuada para poder responder a los retos de las misiones. Una formación que contemple los siguientes aspectos:
- Amplia formación teológico-bíblica.
- Formación vicenciana básica.
- Conocimiento de las distintas modalidades de pastoral.
- Conocimiento teórico y práctica de nuestro método concreto.
Para llegar a este objetivo tenemos tres Encuentros de Formación al año, además de la preparación previa, antes de cada misión.
Pero además estamos llevando a cabo un Catecumenado de inspiración vicenciana. Porque queremos sentirnos “grupo”, comunidad. Y una Comunidad con una identidad bien clara. Es una necesidad si queremos crecer en el espíritu vicenciano propio.
* Otro aspecto de la formación de Seglares para la Misión
El seglar de las Comunidades que misionamos es, a la vez, receptor y agente. Dentro de las Misiones hay una importante tarea: la formación de estos Seglares. ¿Para qué? Para:
- Hacerles ver su papel en una Iglesia Nueva, que quiere evangelizar;
- Llevarlos a una participación más plena en la vida de la Comunidad;
- Transformar estructuras pasadas para que esta participación sea posible.
Este es un objetivo prioritario en nuestras misiones. Y en esta tarea también, como he dicho arriba, colaboramos y tenemos posibilidades de actuación los Seglares. Unas veces, se encomienda esta tarea a un sacerdote junto con un seglar; otras veces, comienza un sacerdote y continúa un seglar. Pero, en otras misiones, se encarga de esta tarea un seglar sólo. Y hemos visto que puede ser interesante, porque así, los seglares de la parroquia que misionamos ven que ésta tarea es alcanzable para ellos.
Una conclusión de todo lo anterior nos llevaría a la necesidad de que los seglares recibamos una buena formación para la misión en las dos direcciones señaladas.
6. Reflexión final
Si queremos ser eficaces en nuestro apostolado misionero, conviene que seamos realistas y escuchemos con humildad al Espíritu. De los seglares se habla mucho en la Iglesia. Pero un trabajo bien orientado con ellos no es tarea fácil. Existen todavía muchas resistencias para su integración en la pastoral de las parroquias y de las misiones.
Hay que superar la práctica que, o utiliza a los seglares, o no se desprende de formas que hacen imposible la colaboración positiva, o recurre a los seglares sólo porque hay escasez de curas.
También, la postura contraria que consiste en supervalorar a los seglares. No queremos ignorar que la iglesia es jerárquica y que necesita la complementariedad del sacerdocio común de todo bautizado y del sacerdocio ministerial.
Los seglares necesitamos apoyo. Y hay unos males que evitar:
- Que quedemos abandonados a la suerte, sin el apoyo necesario ante las muchas dificultades de la Misión
- Que se procure para nosotros una buena formación.
- Que no se nos corrija cariñosamente cuando nos equivocamos con iniciativas y realizaciones deficientes. O, por el contrario, que no podamos hacer ver las cosas que consideramos deficientes.
Finalmente, a estas dificultades añadiría la impaciencia. Hay quien no sabe esperar que el trabajo con los seglares de fruto. Al fin de cuentas hasta hace muy poco hemos sido considerados «meros receptores».
Espero que la comunicación de estas experiencias que no son sólo mías, pues he consultado a los miembros Seglares de nuestro Equipo, les hayan servido. Por lo menos, lo que les he dicho no es una teoría sino algo que estamos intentando vivir desde hace bastantes años y que, naturalmente, se puede vivir en otros lugares y en otros Equipos. ¡Gracias!
NOTA: Para hacer este trabajo me he servido: [1] De los materiales de Misiones de nuestra Provincia de Zaragoza, particularmente de Un Proyecto de Misión; [2] de una Conferencia sobre el Papel los Seglares dentro de las Misiones, dada a los Visitadores de Europa por nuestro Coordinador; [3] de las reflexiones que me han enviado otros seglares de nuestro Equipo.
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