Erin Kennedy, miembro de la comunidad COVIVO [Voluntarios Vicencianos de Colorado] nos ofrece una reflexión titulada «Ofrecer pan»

Creo que puedo decir con seguridad que mi año como Voluntaria Vicenciana de Colorado (COVIVO) ha modelado casi todas las facetas de mi vida. Aunque hayan pasado 3 años y medio desde que terminara mi año de voluntariado, creo que el carisma vicenciano se ha entrelazado en mi existencia cotidiana. Esta es una de mis citas favoritas que me enseñaron durante mi año como voluntaria, y que continúa resonando en mí:

«…Es sólo por su amor es que los pobres perdonarán el pan que les dan.» – Película Monsieur Vincent (Jean Anouilh)

Cuando escuché por primera vez esta cita, al principio de mi año de voluntariado, no entendí muy bien a qué se refería. Sin embargo, lo aprendí pronto. Después de trabajar como enfermera atendiendo personas sin hogar (con «Colorado Coalition for the Homeless» [Coalición de Colorado para los Sin Techo]) y ahora con los veteranos de nuestra nación (en el VA Medical Center de Denver), he aprendido que servir y cuidar a los demás puede ser un desafío absoluto. No hay nada glamoroso en la enfermedad y en la medicina. Al igual que no hay nada seductor en la pobreza, el hambre, la soledad o la falta de vivienda. Como enfermera, muchas veces veo a la gente en su peor momento. Muchos de los pacientes que atiendo a diario son enfermos terminales, a punto de fallecer, sin hogar, o que sufren la abstinencia de las drogas o el alcohol. Aunque, a veces, servir y cuidar a los demás es un reto en todos los aspectos —mental, emocional, física y espiritual—, creo que, a través del servicio a los más vulnerables, somos tocados por el dolor de los demás, y de ahí hacemos un compromiso para entrar en solidaridad con ellos.

Cada uno de nosotros tiene una responsabilidad sobre los demás, porque nuestras vidas están conectadas directamente. Todos tenemos «pan» que ofrecer a los demás. He aprendido que no basta con ser «para» aquellos que están marginados o enfermos. Eso implica una relación basada en un desequilibrio, y potencia y forma una actitud de separación. Para atender adecuadamente a los demás y llevar a cabo la misión vicenciana, aquí en COVIVO, debemos ser solidarios «con» aquellos que están luchando. La solidaridad es entrar en relación con las personas en los márgenes, una relación basada en la reciprocidad, la confianza, el amor, la empatía y el altruismo. No podemos amar a Dios si no amamos a los demás, especialmente los más marginados que viven entre nosotros, e identificarnos con ellos como hermanos y hermanas.

«Debemos esforzarnos por mantener el corazón abierto a los sufrimientos y la miseria de otras personas, y orar continuamente para que Dios nos conceda ese espíritu de compasión (misericordia), que es realmente el espíritu de Dios». -San Vicente de Paúl (en Louis Abelly, «Vida de San Vicente de Paúl», t.3)

Erin Kennedy es enfermera, y una ávida corredora. Nacida y criada en Colorado, tiene un lugar muy especial en su corazón para las montañas, así como para los marginados.
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