Lv 19, 1-2. 11-18; Sal 18, 9-10.15; Mt 25, 31-46.
“Venid benditos de mi Padre a poseer el Reino” Dios es el Dios de la vida. Estás destinada a la vida. Aquellos que atendieron a “mis hermanos humildes, conmigo lo hicieron”. Y oirán las palabras mejores: “Venid benditos a poseer el Reino, preparado para vosotros desde la creación del mundo”.
Pero el Reino no se impone como una cárcel, podemos rechazarlo. Por eso, aquellos que, ante el hambriento, sediento, enfermo, encarcelado…, nada hicieron, escuchan las palabras que ojalá nunca escuchemos: “Apartaos de mi, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles… pues cada vez que no lo hicisteis con uno de estos humildes, tampoco lo hicisteis conmigo”. No estaba preparado para ustedes, pues ustedes estaban destinado a la vida, sólo estaba “preparado para el diablo y sus ángeles”.
Y los justos, a pesar de su ya segura jubilosa alegría, acaso aquel día se pondrán a llorar, pues ellos no querían que nadie se perdiera, no querían que nadie hiciera fracasar en sí la Pasión y el amor de Jesucristo.
Danos, Señor, que, con nuestra vida diaria, vayamos contestando a las preguntas de este examen final sobre el amor.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, C.M.
0 comentarios