Is 62, 1-5; Sal 95; 1Cor 12, 4-11; Jn 2, 1-11.
“Hagan lo que él les diga”
Las palabras de María contenidas en los evangelios, uno las debería tener siempre presentes, sobre todo las del acontecimiento de las bodas en Caná. En efecto, es la única consigna que nos ha dirigido María: “ella dijo a los sirvientes: hagan los que él les diga”. Tal es el mensaje que la virgen nos transmite, decir sí al Señor, cada día, como ella lo ha hecho a lo largo de toda su vida.
Todos tenemos que vivir como María, pues la actitud de ella es manifestar a Dios en el mundo con apertura y disponibilidad al espíritu. Todos como María somos siervos inútiles ante un Dios que hubiera podido todo –si lo hubiera querido–, prescindiendo de nosotros. Todos, en fin como María, somos invitados a crear, desde la fogosa confianza de la fe.
Frente a la costumbre patriarcal de reducir a la mujer, de dejarla arrinconada y sin espacio social y público, María actúa públicamente, toma la iniciativa. Y, ante las tres evasivas de Jesús (“mujer, a ti y a mí qué, aún no ha llegado mi hora), ella sigue adelante. Se fía de Jesús, ama a aquellos que “no tienen vino”, ni alegría. Por eso sigue y les pide a los sirvientes: “hagan lo que él les diga”. Y aquello que era una fiesta aguada, se transforma en el signo de la nueva comunidad de los que se empeñan en hacer lo que Jesús les dice, de los que prueban el vino nuevo del Reino. María actúa, ora, acepta, compadece, cuida, consuela, anima, acompaña.
Hoy, Señor, te pido que sepamos respetar, en la Iglesia y en la sociedad, el lugar público de las mujeres, que desechemos de una vez todo machismo, que siempre es anticristiano.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Vicente Hernández Nolasco, C.M.
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