1Sam 9, 1-19; Sal; 20; Mc 2, 13-17.
¿Por qué come con publicanos y pecadores?
Leví era un hombre publicano que tenía su banco de tributos públicos junto al mar de Galilea. Desde su puesto de trabajo observaba a Jesús mientras predicaba o sanaba enfermos. Aun con todo el dinero en mano, había un gran vacío en el corazón que necesitaba llenar. Los letrados interpelan a Jesús quedándose en vergüenza: “no necesitan médico los sanos, sino los enfermos”. Jesús en su respuesta se colocaba, con relación a los letrados, de igual a igual confrontándolos. Ustedes y yo somos los servidores (los médicos), ellos son los enfermos o pecadores. Ustedes no hacen lo que deben hacer, yo sí lo hago. Ustedes no siguen la ley, yo sí. Jesús va a él y llama a los que viven la vida de acuerdo con su conciencia; conciencia que significa ordenar su vida según hayan interiorizado lo que los otros dicen, hacen y piensan con respecto a él. Las personas y Leví de “mala fama” habían asumido la cultura de la pobreza, eran pobres~empobrecidos, por cuanto no solo son excluidos, sino que también se autoexcluyen por su comportamiento. Jesús decide interactuar para sanarlos, sanarlos de su enajenación y para que dejen de hacer lo que los otros creen, piensan y dicen de ellos.
El oficio de Leví era un oficio de antemano excluyente. En nuestras sociedades modernas también la exclusión está organizada para generar personas autoexcluyentes. Si analizamos nuestra sociedad vemos espacios para los excluidos~autoexcluyentes, así como oficios ¿El trabajo que desempeño es autoexcluyente o garantiza la vida? ¿En qué?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Vicente Hernández Nolasco, C.M.
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