El presente y el futuro próximo de la Congregación de la Misión

por | Ene 16, 2016 | Congregación de la Misión | 0 comentarios

Padre Javier Álvarez, C.M.

Padre Javier Álvarez, C.M.

El Padre Javier Álvarez, Vicario General de la Congregación de la Misión, durante el primer día del encuentro de Nuevos Visitadores ha presentado una conferencia acerca de la realidad y el futuro próximo de la Congregación de la Misión. Presentamos a continuación dos escenarios que centralizan muy bien su charla y parte de la situación actual de la Compañía.

DOS ESCENARIOS:

Primer escenario: panorama sobre las nuevas vocaciones en la CM

En orden a desarrollar este punto, necesito presentar algunos datos estadísticos correspondientes a la Congregación hoy. Son muy pocos y aproximados, pero suficientes para ir sacando alguna conclusión (Datos tomados de la estadística de 2014, publicada por “Vincenciana”, julio-septiembre 2015, 283-286)

  • Número total de Misioneros: actualmente está en torno a los 3240, de los cuales 35 son Obispos, 52 diáconos, 143 Hermanos, 48 incorporados, y el resto sacerdotes, unos 2960. Con respecto a años pasados (10 ó 20) se puede decir que la CM ha disminuido aunque no excesivamente.
  • Por Continentes, ¿cómo se reparten los misioneros? En Europa 1148; América Latina 776; Asia 638; África 362; América del Norte 307. Con respecto a años pasados, hay que decir que aún el número de Europeos es el mayor (un 34% del total de la Congregación), si bien es el continente con la edad media más alta, junto con EE.UU. Van creciendo Asia y África. América Latina se mantiene o crece muy ligeramente.
  • Por el número de vocaciones se ven las Provincias que están creciendo y las que están estancadas o disminuyen. Tengamos en cuenta que los “admitidos”(desde el comienzo del Seminario Interno hasta la emisión de los votos) son 473. Los Aspirantes-Postulantes llegan hasta 465. En total, las nuevas vocaciones en la Congregación suman 938. Están repartidas de esta manera: Provincias asiáticas y Oceanía, 438; Provincias africanas, 210; Provincias latino-americanas, 191; Provincias europeas, 59; Provincias de Estados Unidos, 31.
  • Algunas consideraciones a partir de los datos expuestos:
    1. La CM está disminuyendo, pero no alarmantemente, sino ligeramente. En 50 años se ha producido una disminución de mil quinientos misioneros, pero hay que contar con el fenómeno del Post-Concilio. En estos últimos 20 años, la disminución ha sido de unos 400 miembros. Si contrastamos el número de misioneros con el número de vocaciones, veremos que las pirámides se invierten completamente, es decir, el número de vocaciones corresponde exactamente al número menor de misioneros y, además, con una edad medio menor. Por el contrario, la crisis vocacional coincide con el mayor número de misioneros y con edad media más alta. Tomadas las cifras en su conjunto (473 “admitidos” y 465 aspirantes-postulantes) tenemos que concluir que la proporción entre miembros-vocaciones es muy aceptable.
    2. Se está desplazando el centro de la Congregación: de Europa y América del Norte hacia Asia y África. América Latina no parece que vaya a crecer demasiado, pero se puede mantener. Por las vocaciones, me parece que la Congregación será cada vez menos europea y más africana y asiática. Todo ello puede suponer consecuencias importantes relacionadas con la inculturación del carisma. Hasta ahora la reflexión sobre el carisma y nuestro estilo de vida se ha hecho fundamentalmente en Europa y desde Europa para toda la Congregación. También, en parte, desde Latino-América. En adelante pueden surgir nuevas reflexiones y nuevos estilos de encanar el carisma vicenciano, como consecuencia de reflexiones hechas por otros misioneros pertenecientes a otros continentes, con mentalidades y formaciones distintas.
    3. La Congregación está creciendo en aquellas partes del mundo donde las necesidades son más graves. Y está disminuyendo en las sociedades de la vieja Cristiandad. A la luz de esta tercera conclusión, podemos plantearnos interrogantes como los siguientes: ¿Cómo afectará este fenómeno a la Congregación? ¿Significará esto un cambio de mentalidad? ¿Cómo se reflejará esta realidad nueva en el gobierno general de la Compañía? ¿Qué aspectos de la espiritualidad vicenciana se verán acentuados? ¿Qué otros se verán debilitados? Y tratando de ir aún más lejos, ¿qué tipo de Eclesiología se va a imponer? ¿Qué tipo de misionero?…Son éstas preguntas para las que no tenemos respuestas de momento, pero irán llegando poco a poco.
    4. El mayor número de vocaciones coincide exactamente con las Provincias más jóvenes, es decir, con misioneros de menos experiencia. Esto puede plantear algunos problemas por lo que se refiere a la formación inicial. Por ejemplo, ¿las Provincias con más candidatos cuentan con formadores suficientemente preparados para garantizar una buena formación en el espíritu y espiritualidad vicenciana? ¿Se puede pensar en alguna ayuda por parte de las Provincias con más experiencia en este campo? En el 1996, el P. José Ignacio Fernández de Mendoza expresaba esta misma inquietud. Lo decía de esta forma: “La escasez de formadores se deja notar en Provincias en las que el número de aspirantes es creciente. Se trata de una carencia con consecuencias negativas de largo alcance y de no fácil solución. Sería deseable que las Provincias arbitraran medios para ayudarse a base de un intercambio de formadores” (José Ignacio Fernández de Mendoza, La situación actual de la formación de los Nuestros a través del mundo, en “Vincentiana” 41 (1997) 95 )

Segundo escenario: la reconfiguración está cambiando el rostro de la Congregación.

Para percibir cuáles pueden ser dichos cambios, nada mejor que presentar cómo está la reconfiguración en estos momentos. Pero antes hay que decir que esta Línea de Acción de la Asamblea general 2010 ha sido tomada en serio, primero por el Consejo general, y después por bastantes Provincias. Es necesario añadir que, en términos generales, se está planteando bien, es decir, la reconfiguración no es un recurso solamente técnico o de mera supervivencia, sino una ocasión o una forma de revitalizar nuestra identidad carismática en la Iglesia, revisando ministerios para que sean expresión de nuestro carisma y comunidades capaces de irradiar vida carismática. Es también una llamada a los misioneros concretos para convertirse a una vida armonizada con el carisma. Cierto, no todo en este tema es positivo. Hay resistencias por parte de alguna Provincia y también por parte de algunos misioneros, pero entendemos que esto entra dentro de lo normal

¿Cómo está en estos momentos la reconfiguración en la Congregación?:

  • Europa:
    • Las Provincias de Austria-Alemania se han reconfigurado en una sola Provincia desde el 1 de Enero de 2015, llamada Forman una sola estructura provincial con dos Regiones.
    • La Congregación en Holanda. Debido a su alta edad media, ya no es posible ni conveniente ninguna reconfiguración con alguna otra Provincia. A partir del 1 de Agosto de 2015, Holanda dejó de ser Provincia y pasó a ser una casa dependiente del Superior General y su Consejo.
    • Francia, las Provincias de París y Toulouse. Después de un largo proceso se ha llegado a unificar las dos Provincias. La nueva Provincia comenzará su andadura el 25 de Enero de 2016.
    • Las tres Provincias italianas (Roma, Torino y Nápoles) se unificarán en una sola Provincia que comenzará el 25 de Enero de 2016.
    • Tres Provincias españolas (Barcelona, Madrid y Salamanca) han consensuado ya su unificación. Ésta será el 25 de Enero de 2017.
    • Algunas Provincias europeas quedan en una situación delicada: Portugal, Irlanda y Zaragoza. Están disminuyendo, tienen escasas vocaciones y, por ahora, no han entrado en ningún proceso reconfigurador.
    • Bélgica ha pasado a depender de la Provincia del Congo.
  • América:
    • Estados Unidos. En el 2010 se realizó la primera reconfiguración: se pasó de 5 a 3 Provincias. En estos momentos se está comenzando una segunda reconfiguración. La Provincia “Nueva Inglaterra” se unirá a las otras dos.
    • Clapvi-Norte y el Caribe. La Misión de Cuba está haciendo un acercamiento a alguna Provincia vecina: ¿Puerto Rico, Méjico…?. La Provincia de Venezuela pasará a ser Región de la Provincia de Colombia. Aún no se ha determinado la fecha. La Misión de Honduras corresponde a las Provincias de Barcelona, Zaragoza y Eslovaquia. En ella colabora, además, algún misionero de la Provincia de Colombia y de América Central. Se está reflexionando, a diversas bandas, con el fin de simplificar la complejidad estructural de la Misión.
    • La Provincia de Costa Rica, con pocos misioneros y pocas vocaciones, por ahora no entra en ningún proceso reconfigurador, aunque sí de colaboración con Clapvi y Clapvi-Norte.
    • Clapvi-Sur. En marzo del 2013 las Provincias del Cono Sur (Ecuador, Perú, Chile y Argentina) comenzaron a reflexionar sobre la reconfiguración. Por el momento se descartó la idea. Sin embargo, se acordó intensificar la colaboración entre estas Provincias, además de continuar la colaboración en la formación inicial. Más concretamente, se llegó a establecer un equipo interprovincial itinerante de Misiones Populares. Está compuesto por cuatro misioneros, uno de cada Provincia, con el fin de misionar en los cuatro países.
    • Provincias brasileñas. Estas Provincias han iniciado un proceso de reconfiguración. La conciben en términos de colaboración, con alguna estructura en común (algún proyecto en común), pero fundamentalmente las Provincias mantienen su autonomía.
  • África:
    • La Región de Camerún, dependiente de la Provincia de París, está ya al final del proceso que la llevará a ser una Vice-provincia.
    • La Región de Kenya depende de la Provincia Occidental de los EEUU. Se ha desarrollado mucho. En estos momentos componen la Región unos 30 cohermanos. Ha comenzado ya el proceso para llegar a ser, en su día, una vice-provincia.
  • Oceanía:
    • En su Asamblea provincial de 2013 cambiaron el nombre de la Provincia, de Australia a Oceanía. Con este cambio de nombre han querido reflejar una forma de reconfiguración propia de esta Provincia, consistente en extender su compromiso misionero y de formación por distintas zonas del Pacífico, aparte de las Islas Fiji que, como bien sabemos, forman parte de la Provincia desde hace 60 años aproximadamente.

La reconfiguración es un proceso relativamente nuevo e imparable que está afectando a la vida consagrada de Europa y América principalmente. Por lo que se refiere a la Congregación, la reconfiguración dará un nuevo rostro a la Congregación en estos dos continentes, Europa y América, a la vez que pone de manifiesto la agilidad de la Congregación para adaptarse a los nuevos tiempos. No perdamos de vista que la finalidad de la reconfiguración es favorecer la Misión y la Caridad, buscando las estructuras más adecuadas para ello.  Y el criterio que debe guiar todos estos procesos es el que las estructuras estén al servicio de la vida. Cuando las condiciones de la vida cambian, también deben cambiar las estructuras, de lo contrario, es la vida la que se va apagando.

Por lo tanto, los procesos de reconfiguración son necesarios para mantener la vitalidad de la Congregación, de sus Provincias, comunidades y obras apostólicas. Las dificultades son la falta de visión, que encierra en un horizonte que no ve más allá de lo que ya se tiene o hace, y los apegos y miedos que impiden lanzarse al futuro.

Tercer escenario: las estructuras y el estilo de vida en la Congregación están evolucionando

Veámoslo desde la perspectiva que nos da los últimos cambios. En múltiples ocasiones, el P. Flores ha repetido que hasta el Concilio Vaticano II la Congregación vivía una espiritualidad más centrada en lo común de la vida consagrada que en lo específico de nuestra espiritualidad. La formación que se recibía era tradicional, rígida y un tanto “religiosizante”. El estilo de gobierno, centralista y con no mucho espacio para el diálogo. Nuestros ministerios principales eran las misiones populares y la formación del clero. Digamos que aquellos tiempos requerían que la Congregación tuviera aquellas estructuras y aquel estilo de vida.

Con el fenómeno del Vaticano II vino un cambio generalizado en la Iglesia: cambió la forma de hacer y de enseñar la teología, cambiaron infinidad de estructuras eclesiales, cambió el estilo de vida. La Congregación también se vio afectada por esta nueva realidad. Como consecuencia de la renovación de las Constituciones, de los nuevos planes de formación y del desarrollo de los estudios vicencianos, la espiritualidad se fue centrando en lo específico. Las comunidades ganaron en flexibilidad y la forma de gobierno fue abriéndose a la participación, al diálogo, a la corresponsabilidad y a la subsidiariedad. El ejercicio de los ministerios se abrió a la colaboración con los laicos.

En el momento presente, la situación se está moviendo de nuevo, como consecuencia de una nueva cultura que nos envuelve. Tenemos, por ejemplo, la omnipresencia de los medios de comunicación, tan potentes, que está revolucionando la forma de comunicarse, así como las diferencias tan notables entre las personas que componen una misma comunidad. Sin duda, todo ello incide de lleno en nuestra realidad comunitaria. Por otra parte, hay realidades culturales actuales, como por ejemplo, el valor de la libertad, la apertura al mundo por la potencia de los medios de comunicación, el gran pluralismo a todos los niveles, la apertura a otras tradiciones religiosas, y la multiculturalidad. Hoy no se pueden ignorar todos estos valores. Más aún, reclaman y exigen por nuestra parte una mentalidad dialogante, abierta, despierta, capaz de abrazar otras realidades y brindarles la propia riqueza.

Desde esta sencilla descripción de algunos de nuestros valores, enseguida surgen preguntas como éstas: ¿cómo ha de ser el ejercicio de nuestros ministerios en medio de esta cultura? Resulta sintomático que la última Asamblea general dedicara buena parte de su tiempo a reflexionar sobre la “creatividad en los Ministerios” ¿Y la vida comunitaria? ¿Cómo ha de ser el ejercicio del gobierno? Son preguntas éstas lógicas, que se desprenden del intento de vivir nuestra vocación en la cultura de hoy. Esto se llama inculturación. Lo contrario sería cristalizarse en formas recibidas del pasado, dejando de ser significativos en el nuevo mundo que ha nacido. Hay que recordar con toda claridad que únicamente somos deudores de Dios que nos llama y de los pobres a los que nos envía. Todo lo demás (forma concreta de comunidad, manera determinada de evangelizar y de trabajar en favor de los pobres,  forma de gobierno) es muy relativo. Puede y debe cambiar, de acuerdo con la cultura y las circunstancias.

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Tomado de: http://cmglobal.org/

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