Un proyecto vicenciano para niños y jóvenes en riesgo de exclusión social en Puerto Lempira (Honduras)

por | Ene 9, 2016 | Cambio Sistémico | 0 comentarios

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«Brotes Nuevos» no es una escuela, pero da clases de refuerzo. No es un club deportivo, sin embargo, tiene campeonatos deportivos. No es un comedor, no obstante, da cada mes más de 2.000 meriendas o refuerzo nutricional. No es un centro de salud, pero ha dado y da seguimiento pediátrico a los niños. No es un parque público, pero aquí los niños juegan y lo pasan bien. “Brotes Nuevos” es un centro de alcance y prevención que promueven y dirigen los misioneros paúles de la Provincia de Barcelona, en Puerto Lempira, en el Departamento hondureño Gracias a Dios, de la región de La Moskitia. Actualmente, el responsable y coordinador de “Brotes Nuevos” es el P. José Vicente Nácher, C. M.

Hace diez años

brotes nuevos 02Casi sin darse cuenta el proyecto “Brotes Nuevos” ha llegado a los diez años de su andadura. Se puede decir que ha llegado, con todas las credenciales, a su mayoría de edad. Y con una línea constante y progresiva: la promoción integral de la niñez y de la juventud de La Moskitia. Según los datos estadísticos, en el transcurso de estos diez años se han beneficiado de este proyecto más de 5.000 niños, niñas y adolescentes.

La historia nos dice, escuetamente, que en el año 2005 una Hija de la Caridad, Sor Lorena, y un misionero paúl, el P. Jesús Palau, C. M., juntamente con algunos educadores, fundaron o iniciaron el programa o proyecto “Brotes Nuevos”, en Puerto Lempira. El proyecto nació de dos actitudes tan fundamentales como vicencianas y evangélicas: saber mirar la realidad y dejarse sensibilizar por esa realidad.

La realidad, hace diez años y ahora, es la siguiente: el problema que afronta la comunidad misquita y en concreto la comunidad de Puerto Lempira, y que afecta a niños y jóvenes, tiene que ver con el cambio cultural producido por la introducción de dinero en el comercio misquito, la utilización de sus costas y ríos para el tráfico de drogas y armas, y la emigración de las aldeas y comunidades interiores a la cabecera, Puerto Lempira. Los jóvenes misquitos han ido entrando en el consumo de droga, sin que las familias y la comunidad sepan cómo afrontar esta realidad nueva en su medio.

La problemática se ha ido agravando al irse convirtiendo La Moskitia en puente para el tráfico de drogas. También es común la utilización de menores por parte de adultos para realizar actos delictivos como robo, venta de drogas, etc. A todo esto hay que añadir la falta de perspectivas laborales o de continuar sus estudios de la educación primaria para los jóvenes, debido a la mala estructura educativa y de formación laboral que ofrece el Estado, y así, los adolescentes no encuentran oportunidades de superación y de realización.

Hay que subrayar que es notoria la ausencia de iniciativas para la búsqueda de soluciones no represivas para el problema de los menores infractores. La comunidad preocupada sólo encuentra medidas de represión para estos niños y niñas, siendo que esto provoca el efecto de agudizar aún más el problema, lejos de ser solución.

Las autoridades de la Comunidad de Puerto Lempira han expresado abiertamente su desconcierto frente a esta nueva problemática, ante la cual la Iglesia Católica, fiel a su compromiso de fortalecer la vida de los pueblos, quiere actuar desde la promoción educativa, recreativa, fortalecimiento familiar y responsabilidad comunitaria y social a favor del cambio de esta realidad creciente y dolorosa.

Una respuesta educativa

Ante esa realidad, “Brotes Nuevos” surgió como una respuesta preventiva a la situación social y educativa en la que se encuentran algunos niños y niñas de nuestra ciudad, debido a la desintegración familiar y a la falta de recursos económicos, que repercute en el trabajo infantil, en la deserción escolar y en el mal uso del tiempo libre. Así como la amenaza de riesgo social que supone la expansión de la droga, la delincuencia y la violencia en nuestro medio. En definitiva, “Brotes Nuevos” es una respuesta educativa a la situación social y a la falta de recursos para afrontar el problema naciente de la delincuencia infantil y el riesgo ante la droga, la prostitución y la violencia.

La principal motivación que los misioneros paúles tienen para este proyecto es el poder ofrecer una educación integral a la población infantil en situación de riesgo social. Con el proyecto quieren ofrecer a estos niños un espacio de formación, recreación y apoyo educativo para que logren crecer y hacer brotar una sociedad nueva donde la familia recobre su papel de cuidar por el bienestar integral de sus hijos. Como dice el P. José Vicente Nácher, coordinador y responsable del proyecto, “un programa que dura 10 años es un testimonio de perseverancia en bien de los niños. Es una manera clara de decir que no estamos de acuerdo con que nuestros niños estén en manos de la ambición y la delincuencia”.

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Cosechando los frutos

El domingo día 6 del pasado mes de septiembre, el periódico de más tirada en Honduras, La Prensa, dedicaba dos páginas, con amplio despliegue fotográfico, a este proyecto de “Brotes Nuevos”. Y, sobre todo, resaltaba los logros. Decía: “Actualmente, estos programas sociales están cosechando los frutos de ese trabajo en la niñez y la juventud del lugar. Cada vez hay menos personas deambulando en la calle y muchos tienen ahora otra mentalidad para vivir… Este lugar tiene más de diez años de existir y ha permitido que menores aprendan oficios para poder trabajar… Muchos menores ahora estudian y trabajan por el apoyo de ‘Brotes Nuevos’… Ahora puede verse en diversos rincones de la tropical cabecera departamental de Gracias a Dios a muchos jóvenes trabajando en lo que aprendieron, y otros siguen aprovechando estos recursos para educarse”.

Una Iglesia samaritana en Puerto Lempira

La Iglesia samaritana de la que nos habla Aparecida no sólo espera a “recoger a los caídos del camino”, sino que, antes de eso, “prepara para el camino de la vida” a los niños y jóvenes, y se esfuerza por construir nuevos caminos más justos y fraternos.

Este es el sentido eclesial y teológico del pequeño programa “Brotes Nuevos”. La Iglesia, a semejanza del buen samaritano, cura las heridas del abatido, pero, sobre todo, se esfuerza en PREVENIR y CAPACITAR a quienes tienen ante sí “el desafío y el derecho de soñar su Vida”. Recordamos con claridad lo que nos dice Jesús en el famoso capítulo 25 del evangelio de San Mateo: “Lo que hagan a uno de estos hermanos míos más pequeños a mí me lo hacen”. Y puso a un niño como ejemplo.

En la misma parábola del buen samaritano (Lc 10, 25-37), al final se nos habla de una posada, que servirá para restaurar y sanar. Nosotros no tenemos una “posada” sino “La Casita”. El centro de “Brotes Nuevos”, puesto al inicio del camino, quiere ser, a ejemplo del “hogar de Nazaret”, un centro de amor, fraternidad y esperanza. “Quién reciba a un niño pequeño como este, a mí me recibe…” (Mc 9, 37). Una referencia, una oportunidad, un apoyo.

Desde hace diez años, la Iglesia en Puerto Lempira trata de ser la “madre, la escuela y la maestra” que niños, niñas y jóvenes de nuestros días necesitan aquí y ahora: madre que acoge; escuela de convivencia; maestra de una vida sana.

De esta manera, de una manera sencilla, limitada, concreta… “Brotes Nuevos”, trabajando por el bien de unos pocos PEQUEÑOS, ofrece en La Moskitia de Honduras GRANDES rayos de luz y esperanza para muchos.

Autor: C.A.
Fuente: Boletín Vicenciano, Congregación de la Misión, provincias de Madrid, Salamanca y Barcelona, nº 3, diciembre de 2015.

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