Mis queridos consocios Vicentinos,
El año llega a su fin y nos acercamos a este maravilloso acontecimiento de Alegría y Jubilo para acoger la llegada del Niño Jesús, nuestro Señor y nuestro Salvador. Él es la razón misma por este periodo festivo.
Compartamos esta temporada de alegría no sólo con la familia y los amigos sino también con nuestros amigos más desprovistos a quienes hemos servido fielmente y con los que hemos compartido el amor de Dios y cuidémosles para permitirles llevar una vida digna.
Como Vicentinos, construimos nuestras vidas y nuestro servicio alrededor de las 5 virtudes vicentinas: la Sencillez, la Humildad, la Dulzura, el Entusiasmo y la Santidad. Jesús procede de una familia sencilla compuesta por María y José, él-mismo hijo de un simple carpintero. La Beata María era una mujer llena de gracia y de dulzura que amó y cuidó tanto a su hijo Jesús. Vivieron una vida humilde, sencilla, pero llena de entusiasmo, llena de Dios y de santidad. Gracias al humilde consentimiento de María para ser la madre de Jesús, un Salvador llegó al mundo.
El mundo de hoy conoce tantos dolores y tantos sufrimientos, sin olvidar a las numerosas personas desprovistas y vulnerables que son desatendidas. Aparte de brindarles nuestra ayuda, nuestros cuidados y nuestra atención, recemos también para que Dios, en su infinita misericordia y bondad, les acoja en Sus brazos y les alivie de sus miserias. Dios tiene el control y El sabe lo que es mejor para ellos. Hagamos lo mejor que podamos y Dios hará el resto. ¡Ojalá haya paz en la tierra!
Como Vicentinos y testigos de Cristo, brindemos el amor y el buen humor a aquellos que se encuentran en la necesidad, particularmente en este período de Navidad y comprometamosnos fielmente a responder a Su llamada y procuremos dar la esperanza y la paz de Jesús a aquellos a quienes servimos. “Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios” Mt 5:7-8.
Demos gracias a Dios por todas las bendiciones con las que nos ha colmado a nosotros y a nuestras familias a lo largo del año. Nos reunimos para celebrar esta gran fiesta del nacimiento de Jesús con el Amor y la Alegría en nuestros corazones.
Amar a otra persona, es ver la cara de Dios. Veamos a Dios en nuestros amigos necesitados y compartamos el amor de Dios con ellos. “Cualquier acción hecha para con el pobre es, en ella misma, una oración, si ésta está motivada por la Caridad, que no es otra cosa que el amor inspirado por la gracias”. San Vicente.
En nombre del Consejo General Internacional, quiero expresarles a todos ustedes mi gratitud por su dedicación y por todos sus esfuerzos en la búsqueda de nuestra misión y nuestra vocación en el apostolado vicentino y por haber cuidado a los más desprovistos y por haber compartido con ellos su tiempo. Esto ha marcado una diferencia en sus vidas y les ha brindado esperanza así como un mejor futuro. ¡Sigan con su trabajo!
¡Regocijámosnos y celebremos esta gran fiesta de Navidad! Unámosnos en la oración pidiendo al Espíritu Santo que nos guíe y nos ilumine en nuestras vidas como en nuestro trabajo en el seno de la sociedad. Imploremos la intercesión de la Virgen María, de san Vicente y del beato Federico Ozanam.
Es un inmenso placer para mi mujer, Rosalind, y para mí, desearles a todos los Vicentinos y a sus familias las bendiciones de Dios para que tengan unas Felices y Santas Fiestas de Navidad así como un Nuevo Año lleno de Paz y de espíritu Santo. Con las gracias, el amor y la bendición de Dios.
Su fiel hermano en el humilde servicio a Cristo.
Dr. Michael Thio
Presidente General
Tomado de http://es.ssvpglobal.org/
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