Sof 3 1-2, 9-13; Sal 33; Mt 21, 28-32.
“Jamás se cansa de perdonar a los hombres”
El camino de preparación a la Navidad nos recuerda la invitación de Dios a cambiar nuestra vida, a renovar nuestro corazón. Él no se cansa de llamarnos a la conversión, al arrepentimiento. Así lo recordaba el Papa Francisco a los más de 150 mil peregrinos reunidos en la Plaza de san Pedro, el 17 de marzo de 2013. Dios: “jamás se cansa de perdonar a los hombres” Y agregó: “son los hombres los que se cansan de pedir el perdón a Dios… No nos cansemos nunca”.
“Estoy muy arrepentido de lo que he hecho con ustedes –escribía en una carta a su padres un hijo que había abandonado la casa–. Sé que no merezco contar para nada con su apoyo, comprendo perfectamente que no quieran ni verme, pues solo los hago sufrir, pero me veo en un aprieto y no tengo a quien recurrir. He pensado pasar en el tren que pasa frente a la casa el último día de este mes. Si están dispuestos a recibirme basta que pongan un pañuelo amarillo atado a la ventana de la casa, así sabré que puedo bajarme del tren. Si no me quieren no pongan nada en la ventana, lo comprenderé perfectamente, y pasaré de largo”.
Llegó el día y cuando faltaba más de un kilómetro para llegar encontró todos los árboles que rodeaban la vía de tren llenos de pañuelos amarillos atados. Al pasar frente a la casa, la encontró pintada de amarillo y llena de pañuelos amarillos. La familia toda congregada en la estación esperando a que bajara, al verlo se lanzaron a él con lágrimas y abrazos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jorge Pedrosa Pérez, C.M.
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