El sábado 21 del pasado mes de noviembre, la Asociación de la Medalla Milagrosa (AMM) vivió una jornada de convivencia y formación en la ciudad de Murcia, coincidiendo con el estreno de la estación invernal, pero con temperaturas de primavera.  Más de cien delegados, venidos de distintos puntos de la provincia, abrieron el encuentro en el salón de conferencias de la Fundación Belluga, donde transcurriría casi todo el programa de la jornada.

La mañana fue intensa: después de una breve oración, se presentaron informes, se leyeron distintas comunicaciones, se comentaron ampliamente los trabajos, la dinámica, las ponencias y las conclusiones de la reciente Asamblea Nacional, con múltiples intervenciones por parte de los asistentes. En la carta convocatoria, Dolores Bueno, Presidenta diocesana, animaba a la participación con estas palabras: “Pensando siempre en el ‘sí’ de María, a ver si también nosotros somos capaces de un compromiso semejante”.

El salón de conferencias estaba repleto de invitados. Todos experimentamos una cálida acogida desde el primer momento, creando  un ambiente propicio al dialogo y a la participación. El programa se abría con unas palabras de bienvenida por parte de la Presidenta diocesana. Acto seguido, escuchamos unas palabras del nuevo Consiliario, P. Wilson Sitchon, C. M., de la Comunidad de los Misioneros Paúles de Cartagena.

Los dos temas centrales de esta primera parte del programa fueron: la presentación de las ponencias y compromisos de la reciente Asamblea Nacional, y la presentación del plan pastoral para el curso 2015-2016. De este último documento quiero destacar dos párrafos, tomados de las líneas de acción. Con respecto a la formación, creemos importante participar en las actividades que se programen y que a nivel local sea lo mismo para todos los grupos. Queremos que esta formación llegue a las familias y, a través de ellas, los valores cristianos sean conocidos por los hijos y los nietos. Dada la importancia que en estos tiempos tiene la comunicación, creemos que la información debe ser fluida a todos los niveles; esto nos daría más sentido de pertenencia y más unidad.

Con la celebración de la Eucaristía concluyó la mañana. La comida compartida, y la convivencia fraterna, hasta las cinco de la tarde, fueron los dos ingredientes más importantes que amenizaron esas horas, hasta el momento de subir a los autocares para volver a los respectivos lugares de origen. Todos nos felicitamos por el encuentro, y en el corazón de todos latía el mismo deseo y la  misma súplica: que lo vivido hoy y aquí se haga realidad a lo largo del año.

Autor: Félix Álvarez, C. M., Director Nacional de la AMM
Tomado de: http://misionerospaules.org/