Rom 4, 13.16-18; Sal 104; Lc 12, 8-12.
“El don de la fe”
En la carta a los Romanos, Pablo resalta el don de la fe y la respuesta creyente de Abrahán hacia Dios. Esto nos enseña el rumbo que tomará la relación de la descendencia de Abrahán con Dios, (nosotros) pues él es el padre de todos los creyentes de ayer y de hoy. Todo lo que creyó el Patriarca se cumplió en su persona.
En Papa Francisco nos dice: “el Pueblo de Dios… cuando cree, no se equivoca, aunque no encuentre palabras para explicar su fe. El espíritu lo guía en la verdad y lo conduce a la salvación. Como parte de su misterio de amor hacia la humanidad, Dios dota a la totalidad de los fieles de un instinto de la fe…que los ayuda a discernir lo que viene realmente de Dios”. (E.G., 119).
Y esta fe es confesante, no se amedrenta, no se esconde, es humilde, pues no es por mis méritos, sino don de Dios, y por eso es más atrevida y goza al ser compartida con los demás. Como nos lo dice Jesús en el evangelio: “Al que me confiese delante de los hombres, el Hijo de Dios testimoniará a su favor delante de los ángeles de Dios”.
¿Cómo anda nuestra fe? ¿Ejercitamos el don de la fe que Dios nos ha dado o la maltratamos sin servicios o la escondemos?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: María Elena Quiñonez, H.C.
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