Rom 3,21-30; Sal 129; Lc 11, 47-54.
“Creer en el Hijo, en Jesucristo”
La carta a los Romanos anuncia la “justicia de Dios por la fe en Jesucristo… para todos los que creen”. Pues “somos justificados en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús”. Quien tiene al Hijo, tiene la vida, quien está en el Hijo, tiene al Padre. Nunca pensaremos ni agradeceremos bastante el amor que se nos da por la fe en Jesucristo.
El pasado mayo nos decía Gustavo Gutiérrez: “Lo importante es vivir la fe, practicarla con obras como enseña el Evangelio. No dice ‘id y haced teología’ sino ‘id y haced discípulos en todas las naciones’. Lo importante no es la teología, sino el Evangelio”. Vivirlo y compartirlo, ésa es nuestra alegría.
El Papa Francisco nos dice: “…miremos a los primeros discípulos, quienes inmediatamente después de conocer la mirada de Jesús, salían a proclamarlo gozosos: “¡Hemos encontrado al Mesías!” (Jn 1, 41). La samaritana, apenas salió de su diálogo con Jesús, se convirtió en misionera, y muchos samaritanos creyeron en Jesús “por la palabra de la mujer” (Jn 4, 39). También san Pablo, a partir de su encuentro con Jesucristo, “en seguida se puso a predicar que Jesús era el Hijo de Dios” (Hch 9, 20)… Ojalá que no seamos como esos de quienes dice Jesús: ni entran ustedes, ni dejan entrar a los demás.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: María Elena Quiñonez, H.C.
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