Bar 1, 15-22; Sal 78; Mt 18, 1-5. 10.
¿Quién es el más grande o el más importante?
Y Jesús, como respuesta, llama a un niño y lo coloca en medio de ellos y les pide que se hagan como él para entrar en el Reino. Jesús pide a sus discípulos que, para recibir el Reino, deben “hacerse como niños”, tener una actitud de acogida sencilla y el agradecimiento de un niño. Lo más propio de un niño es fiarse de sus padres. En ellos confía porque sabe que lo aman. Tenemos un Padre materno y bueno, por encima de toda infidelidad. Él no nos va a abandonar como si no fuéramos suyos.
“Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños”, dice Jesús. En su tiempo, los niños no eran tomados en cuenta, no tenían derechos. ¿Hoy, en nuestra sociedad cómo son tratados? “Pienso en todos los niños hoy maltratados y muertos, sea los que lo padecen antes de ver la luz, privados del amor generoso de sus padres y sepultados en el egoísmo de una cultura que no ama la vida; sean los niños desplazados a causa de las guerras y las persecuciones, sujetos a abusos y explotación ante nuestros ojos y con nuestro silencio cómplice… bajo la espada de tantos Herodes” (Papa Francisco, 25, diciembre 2014). Los niños tienen el derecho de crecer en una familia, con un papá y una mamá, capaces de crear un ambiente idóneo para su desarrollo y su maduración afectiva”. (Francisco– 17 noviembre, 2014).
Gracias, Señor, por todas las personas que en diversas formas o instituciones aman y trabajan por los niños.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: María Elena Quiñonez, H.C.
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