Aquí les dejo un resumen de mi trabajo de Graduación en Teología en la Facultad de San José de la Montana, El Salvador.

La Iglesia católica se relaciona con el mundo a todos los niveles, aun con los no creyentes. Pero no todos los individuos tienen una relación con la Iglesia, algunos están obligados por el bautismo a vivir según las enseñanzas de la Iglesia, pero otros no, están liberados de vivir según éstas normas.

Entre las personas que viven fuera de la Iglesia, se pueden enumerar: los de otras religiones, ateos y quienes han caído en pecado grave (excomulgados). También las sectas cristianas, que comparten nuestro bautismo, las sagradas escrituras, además de muchos artículos de nuestra fe, pero están fuera de la Iglesia. La misión de la Iglesia está dirigida a todo el mundo, también a las sectas, misión de estos hijos no debe considerarse Ad Gentes porque de alguna manera ya están evangelizados, por lo tanto es ad Intra Encclesia, porque está dirigida a bautizados.

Las sectas no son un fenómeno novedoso, tienen tantos años como la religión misma. El sustantivo secta era usado por los rabinos judíos para designar a los grupos que se alejaban de las tradiciones. En el Nuevo Testamento se tiene noticias de una secta importante que se llamaba de los fariseos (Cf. Hch 15,5). Estos mismos fariseos, más de cien años antes de Cristo, en tiempo de los Macabeos, lucharon en defensa de la Ley y en contra de la influencia pagana (1Mac 2,42).

Las sectas de América Latina tienen un gran número de los nuestros, de uno en uno han logrado destruir algunas comunidades. Por lo tanto la persona que pertenece a una secta no es necesariamente un desconocido. El cristiano sectario es un hermano bautizado miembro del Cuerpo místico de Cristo aunque no esté en plena comunión. Con ellos hay comunión espiritual por el carácter ontológico del bautismo y por la oración que la Iglesia hace por todo el mundo.

Una vía para fortalecer la comunión con nuestros hermanos de las sectas es una pastoral que promueva la comunión entre todos los cristianos y la acogida sincera de los católicos actuales. Una pastoral que use todos los canales posibles para acompañar mejor a los hermanos en la fe. Es una pastoral por amor a la Verdad, con agentes que la hayan conocido y, por tanto, sean capaces de guiar a los demás a ella; con una formación adecuada para ayudar a sus hermanos desde su ambiente social, psicológico, cultural y espiritual.

Nadie debe evangelizar en nombre propio, sino en nombre del Señor que lo envía. Como lo dijo el apóstol Pablo, no se puede predicar un evangelio de hombres, porque no existe, sino sólo el que el Señor dejó (cf. Gal 1,6-8) y que tiene su continuación en la Iglesia, cuerpo de Cristo en la historia.

Autor: Moisés Alemán, C.M.
Fuente: Boletín Provincial de los Misioneros Paúles en su provincia de Zaragoza.