Angola es un país actualmente con un gran desarrollo económico, pero las mejorías no llegan a la gente, que vive en condiciones de gran pobreza en el campo y en las periferias urbanas (en los últimos años menos de 20% del PIB angolano ha llegado a los trabajadores); hay un verdadero abismo socioeconómico entre los pocos ricos y la gran mayoría pobre. La Iglesia católica (los católicos son el 40% de la población que es de 20.000.000) es muy viva, pero con gran carencia de recursos humanos y económicos. En sus primeros pasos en tierras angolanas, la presencia misionera de la Congregación camina con firmeza y esperanza, como nos informa el P. Eli, que visitó la Misión de Lombe, del 09 al 21 de julio.
La Misión-Parroquia de Lombe, en la Diócesis de Malanje, tiene un territorio de 1.200 km2, con una población campesina de 15.000 personas, en 39 comunidades; posee una buena estructura material y cuenta con la presencia de las religiosas de la Congregación de San Juan Bautista (trabajan en la escuela y ayudan en la pastoral) y de la Congregación de las Hermanas de la Caridad y Providencia (responsables de una escuela y un internado de niñas). El Equipo Misionero, desde su Plan Pastoral, busca desarrollar la evangelización, teniendo en cuenta las grandes carencias religiosas y sociales; ha elegido afrontar prioritariamente los problemas de la mortalidad infantil y materna, la pérdida de las tierras ante los proyectos del gobierno y las empresas, la corrupción y el analfabetismo; cinco son las prioridades pastorales: la formación de los laicos, la oración, el fortalecimiento de la pastoral social, la animación especial de las comunidades y grupos, y la administración.
El trabajo en las comunidades es hecho a través de visitas diarias, con celebraciones y/o reuniones de formación. Casi todas las comunidades reciben la visita mensual de los misioneros, las comunidades más numerosas reciben dos o tres visitas mensuales. La participación de las personas es buena; la asimilación del mensaje evangélico es lenta, las particularidades socio-culturales (la pobreza crónica, la influencia de las tradiciones, la fuerte presencia de la hechicería, el éxodo rural, etc.) exigen mucha paciencia pastoral. Los cohermanos están iniciando en Lombe un proyecto de un huerto comunitario, para producir alimentos para la merienda de los niños de la escuela. Los misioneros ayudan en la animación de la Familia Vicentina en Angola -El P. Marcos Gumieiro acompaña a las H.C y la SSVP y el P. José Ramírez asesora a la JMV y la AMM; también colaboran en la coordinación diocesana de la Pastoral Juvenil, en la dirección espiritual de los seminaristas en Malanje y en la formación de los religiosos de la Diócesis.
La comunidad de los cohermanos tiene su Proyecto Comunitario, con la distribución corresponsable de las tareas y compromisos comunitarios y pastorales. El estilo de vida es sencillo, la relación pastoral de los cohermanos con la gente y las religiosas es de colaboración y participación. El sostenimiento del trabajo misionero se hace prácticamente con recursos locales, la pobre gente contribuye con productos que son vendidos y ayudan en los gastos pastorales. El mantenimiento de los cohermanos se hace con la ayuda económica de dos Provincias, a través de la Curia General. La Comunidad de las Hijas de la Caridad en Luanda ha dado un fuerte apoyo estratégico a los cohermanos en Angola.
La Misión de Lombe es exigente, difícil, pero llena de vida y esperanza. En este momento se busca dar consistencia y estabilidad a la presencia vicentina en esta Misión: conocer bien la realidad, ver cómo encarnar en ella el carisma, hacer un buen trabajo misionero con los pobres y la Familia Vicentina. La Misión de Lombe puede crecer mucho y ayudar a estabilizar y aumentar la presencia de la Congregación en Angola.
El trabajo con la Familia Vicentina tiende a crecer. Un ejemplo significativo en Soyo, Diócesis de Mbanza Congo: en esta importante ciudad petrolera y donde no hay ninguna rama vicentina, la SSVP está organizándose; son más de 300 jóvenes, ellos piden con insistencia a los cohermanos ayuda en su formación vicentina. Hay peticiones de los obispos para que la Congregación asuma nuevas misiones. En particular, hay dos propuestas insistentes: en la Diócesis de Malanje, el obispo pide a la Congregación asumir la Misión-Parroquia de Quela, con un gran territorio, más de 45.000 habitantes en más de 40 aldeas; tiene alguna estructura material, no tiene sacerdote residente, la parroquia es atendida pastoralmente por una comunidad de religiosas. En la Diócesis de Mbanza Congo (cuya realidad de pobreza y carencia de personal es angustiante), el obispo propone a la Congregación asumir una parroquia urbana que él desea crear en Soyo, o iniciar una misión en Mangue Grande, con unas 40 aldeas, una población de más de 40.000 personas, muy pobre y sin ninguna estructura material y ninguna atención pastoral por sacerdotes o religiosos hace más de dos años.
La misión en Angola tiene un gran alcance misionero y profético, requiere cohermanos con fuerte disponibilidad y madurez para soportar la vida dura y difícil y para afrontar los muchos y complejos retos pastorales, y también necesita de recursos económicos para el mantenimiento y desarrollo del trabajo misionero. Esta misión, como las demás misiones internacionales, son una fuerte invitación para que la Congregación se deje renovar por la vitalidad misionera de su carisma, crezca en el espíritu misionero en ámbito internacional, yendo adonde los clamores de los pobres son más fuertes y urgentes.
Autor: P. Eli Chaves, CM
Fuente: Nuntia, Julio de 2015.
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