El 18 de julio de 2015
Queridos miembros de JMV:
Este año, mientras JMV en el mundo entero celebra el aniversario de la 1ª aparición de la Virgen María a Santa Catalina, nos estamos preparando para vivir nuestra IV Asamblea General (Salamanca, 24-28 de julio del 2015).
Estar a las puertas de una Asamblea General nos llama a parar para discernir, bajo la mirada de Dios y de María, nuevos caminos para la Asociación. El lema de la Asamblea, Evangelizados para evangelizar, nos invita a contemplar que primero hemos sido amados y llamados, y desde esta experiencia, enviados a anunciar al mundo entero el Amor de Dios y su proyecto de amor para cada hombre/mujer y para toda la humanidad.
Por eso, en este último mensaje a la Asociación como Presidenta Internacional, quiero decirles que mi corazón está desbordante de gratitud por todo lo vivido con ustedes durante esos diez años a su servicio. Gracias por la amistad, el amor, los momentos difíciles, el cansancio, las palabras de ánimo, el cariño, el compromiso Gracias por demasiadas cosas para que pueda completar esta lista.
En este tiempo, descubrí que el primer compromiso misionero de cada uno de nosotros es precisamente la oración (Benedicto XVI). Comprendí lo que decía San Vicente, Dadme (una mujer) de oración, y será capaz de todo. Cada uno vive la oración de diferentes maneras. Tenemos nuestros altibajos en nuestra vida espiritual, pero la decisión firme de perseverar en este encuentro diario, constante con Dios es la clave de nuestra felicidad, de nuestra paz y de nuestra fuerza. Los acontecimientos de la vida y el encuentro con los desfavorecidos toman sentido desde la oración, y la oración inspira y debería guiar todo en nuestra vida, nuestras relaciones y nuestra entrega por el Reino.
De forma muy especial, en esta fiesta de la primera aparición a Santa Catalina, resuenan en mí las palabras de María: Venid al pie de este altar. El haber vuelto mil veces al pie del altar, en toda situación, desde la paz de un corazón convertido o en la inquietud de un alma en búsqueda o en rebeldía, ha sido mi mayor y mi mejor fuente de vida. El Señor me ha concedido decenas de veces estar al pie del altar en la Rue du Bac, pero al pie de todo altar donde Cristo se ofrece por amor, se encuentra el sentido de la vida, la motivación para seguir adelante, el amor que sana e impulsa, la fortaleza que permite seguir caminando al lado de los pobres y la alegría de una comunidad santa y pecadora. Sé que no siempre es posible percibir con los sentimientos o la inteligencia lo que pasa al pie del altar. Sé aún más que nunca seguimos iguales después de haber estado al pie del altar. Por eso deseo a cada uno/a la gracia de amar la Eucaristía, donde María nos enseña a guardar todo en el corazón y donde Dios actúa de forma misteriosa para asemejarnos más a Él. En este año de la vida consagrada, demos gracias a Dios por cada sacerdote y cada hermana, especialmente por los que han sido instrumentos de la gracia de Dios en nuestras vidas desde la Eucaristía, la Confesión, el acompañamiento espiritual o la vida compartida.
En estos cinco años, como Consejo y Secretariado Internacional, hemos logrado muchas cosas gracias a la colaboración de ustedes. Una de nuestras satisfacciones es haber enfrentado el reto de la autofinanciación mediante la Campaña ¡Algo más de ti! A fecha del 30 de junio de 2015, hemos alcanzado la cantidad 431,465.35€ y los miembros, grupos y Consejos de JMV han ayudado a recaudar 91,254.78€, además de dos matching grant (sólo uno de ellos está contabilizado aquí). En este Año de la Colaboración Vicenciana, doy gracias por todos los que han hecho suyo este sueño común, en JMV y en la Familia Vicenciana. Durante la Asamblea General, se dará a conocer los resultados definitivos de la Campaña, pues esperamos que muchos países aprovechen esa ocasión para hacernos llegar su colaboración. Como lo recordaba en mi carta del año pasado, JMV es desde el origen una historia de colaboración a iniciativa de María y a favor de los jóvenes y los pobres.
Hermanos/as, en estos años a su servicio, se han hecho realidad las palabras del Papa emérito Benedicto XVI el día de su elección: Me consuela el hecho que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con instrumentos insuficientes. Termina aquí mi servicio dentro de JMV, hecho de fidelidad e infidelidades. Sé que mi cansancio no ha sido en vano. He cosechado lo que otros habían sembrado antes de mí, y quedan cultivos nuevos que otros cosecharán. Fui un anillo en la gran cadena del maravilloso proyecto de Dios para los jóvenes desde JMV. Misión cumplida. Estoy en paz y feliz. Extrañaré a JMV, pero la Asociación seguirá siempre presente en mi oración. Sé que mi vida es lo que es por lo vivido en JMV.
Cada uno vive su propia aventura dentro de JMV, desde responsabilidades internacionales/nacionales o en lo sencillo de la vida de su grupo. Lo cierto es que quién pisó tierra JMV, nunca vuelve a ser quién fue. Doy gracias a Dios porque me invitaron a vivir esta experiencia y me siento feliz de saber que mi vida ha sido útil al proyecto de María. A Dios y a cada uno, PERDÓN y GRACIAS. Digo adiós a una vivencia, doy gracias a Dios por una experiencia, y vivo convencida de que sigo estando, desde la distancia y el silencio, con cada persona que he conocido. ¡Estamos juntos!” Sí, estamos juntos en este camino de dejarnos evangelizar para ser evangelizadores de otros, especialmente de los preferidos de Dios. Un aviso: Es un recorrido sin pausa y sin prisa, hacia la santidad a la que nos llama Dios. El Señor les bendiga hoy y siempre.
A Jesús con María,
Yasmine Cajuste
Presidenta Internacional JMV
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