Día de Oración y Ayuno Vicentino
martes 23 de junio 2015
Año de la Vida Consagrada
La humildad nos abre los ojos – Dios te está llamando – Amistad Verdadera – Dios ama a todos
Querida Familia Vicentina: Todos están en mis oraciones en esta semana. Algunos de ustedes podrían estar viajando, y yo estoy orando para que tengan sus viajes en completa seguridad y relajados. Rezo por vuestro bienestar y vuestro servicio a los demás. Por favor, oremos por los demás y sobretodo, por los necesitados. También oremos por los sacerdotes, los diáconos, obispos y nuestro querido Papa Francisco y también por nuestros seminaristas. –Por la humildad de ver a Jesús en lo ordinario, roguemos al Señor! Creador y Rey, vuestros caminos son nuestros caminos. Enséñanos a llamar en nombre de tu paz y a tener quietud en nuestras tormentas personales, para confiar en tu forma de traer la calma en medio del caos. Amén.
La humildad nos abre los ojos: La humildad nos permite ver lo extraordinario en la vida ordinaria, Cristo en los pobres y con los demás. “¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?” Las palabras de Dios a Job son tan buena medicina para nosotros. Nosotros como Vicentinos continuamos trabajando sobre la base de hacer las mejores cosas para los necesitados. Estamos llamados como Vicentinos para ayudar a completar el trabajo iniciado por Dios. ¡Estamos llamados! A menudo nos resistimos y luchamos contra las circunstancias de nuestra vida, bloqueando la gracia en que nos encontramos, porque estamos demasiado ocupados deseando que Dios se nos aparezca de otra manera. En medio de la tormenta, los discípulos despiertan a un Jesús durmiente, acusándole de no preocuparle si ellos se morirán. Por supuesto, Jesús calma la tormenta y ellos se extrañan de ver que la naturaleza le obedece a Jesús. Es interesante que sus palabras para el clima, también se apliquen a nuestro corazón: “¡Calmaos! ¡Estad quieta!” En la quietud podemos detenernos y enraizarnos a nosotros mismos en la presencia de Jesús, para servir mejor. Busquemos a Cristo y encontraremos la paz. Es la hora de mirar en el espejo de nuevo. Por la gente nueva, sólo tenemos que ir al espejo y agradecer a Dios por su bella creación – ¡USTED! Usted es un milagro. Debido a eso, Pablo pudo decir “todo lo que Dios ha tocado es una nueva creación.” Estamos donde se supone que debemos estar y Dios está con nosotros y en nosotros. Nosotros le debemos llevar a otros por nuestro servicio y por nuestro amor. En nuestra humildad, la gracia será derramada para nosotros y por los que nosotros toquemos con Su presencia.
Dios le está llamando a usted – Usted tiene buenos frutos para compartir; Dios ha estado alimentando su crecimiento espiritual. En todo lo que le pasa a usted, Dios nutre un nuevo crecimiento. Dios está verdaderamente llamándonos esta semana a caminar en nuestra fe. Algo va a suceder y será como una explosión, muy hacia adentro de nosotros. Dios nos dará la oportunidad de tocar la vida de alguien con su amor. Espérelo y créalo. Dios le ha estado preparando durante mucho tiempo, pero de alguna manera, hoy día, en ésta semana es su turno para hacer algo. Usted es como la semilla en el pasaje del Evangelio del domingo pasado. Las circunstancias de la vida han fecundado, se han regado, y labrado su suelo. Con el tiempo, la semilla brotó, la planta creció, y las flores comenzaron a producir buenos frutos. Usted es el buen fruto y está llamado a ayudar a otros para podar sus jardines.
Siga a Jesús; aunque a veces es un reto, siempre es el camino correcto. El Señor nos ha transformado junto con otros en nuestro caminar. Estamos listos, pase lo que pase, sabemos que Dios se ha asegurado de que tengamos buenos frutos para compartir; Dios sigue alimentando nuestro crecimiento. ¡Esté listo! Salga a servir a los necesitados. ¿Cómo ha crecido su fe? ¿Cómo la puede utilizar para servir a los demás?
La verdadera Amistad – Algunos juzgan la amistad por el número de amigos que tienen, en lugar de por el número de amigos por quienes ellos estarían dispuestos a morirse. La oración es el signo más verdadero que conocemos, incluso en contra de lo que podemos sentir, siempre tenemos la atención del Padre y el apoyo del Hijo. Siempre oremos por nuestros amigos. Esa es la verdadera amistad. La oración es el verdadero signo de que estamos viviendo la vida divina, el don del amor que ha llegado a nosotros desde arriba. Dios nos da nuestros amigos y el tiempo y la distancia no cambian nunca nuestro amor por ellos. El Espíritu Santo viaja entre nosotros. Cuando nos vamos de vacaciones, viene también, en nuestros corazones y en ocasiones está físicamente allí. No le vamos a huir, sino que vamos a obtener el descanso necesario que necesitamos para seguir con nuestro servicio a los necesitados y nuestras tareas diarias. Todos sabemos que Dios está con nosotros y en nosotros, siendo vicentinos a menudo vamos a ayudar a los demás cuando están de vacaciones. Parece que rezamos más profundamente y tenemos respuestas mucho más claras en nuestras conversaciones con Dios. Él siempre nos prepara: ¡amistad verdadera!
Dios nos ama a todos – Su santa palabra nos enseña todo lo que necesitamos saber. Bienaventurados los vicentinos, que sabemos cuándo callarnos para escuchar la Palabra de Dios, por ello hemos de tomar la palabra y hemos de hacerla resonar en los corazones de todos. Dios hace la gradiente en la cruz, no en la curva, y Él nos ama a todos y siempre nos perdona. Sin embargo, creo que Él prefiere los “frutos del espíritu” en vez de los ‘¡fanáticos religiosos!’ (Tenía que ser yo quien lo dijera). Es como decir que es mejor agarrar más abejas con miel, que correr alrededor de ellas. Sabemos como vicentinos, que nuestro viaje es a veces difícil, pero siempre tenemos un aterrizaje seguro. No podemos comprar su amor, aunque es más valioso que los diamantes y el oro. Se da de gratis – sólo pídalo. Vamos a poder servir mejor con su amor. Amar a Dios significa trabajo y el trabajo es maravilloso para nosotros y aquellos a los que servimos. La mejor ecuación matemática que he visto: 1 cruz + 3 clavos = 4 dados. Este es el amor más grande. Él murió por nosotros, para que pudiéramos vivir en el amor y en la alegría y compartir ese amor y esa alegría. Somos verdaderamente bendecidos por el amor de Dios.
Bendiciones,
Lynn
0 comentarios