Oración y Ayuno Vicentino
Martes, abril 21
Año de la Vida Consagrada
Amor Divino – Aprender de los errores – Vivir en Paz – Sentirse Bien
Felices Pascuas. ¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya! El 17 de abril, la Iglesia en Canadá celebra la vida y el testimonio de la joven india, Santa Kateri Tekakwitha, “la primera nativa de América del Norte para ser elevada a la gloria de los altares”. Ella fue canonizada por Benedicto XVI el 21 de octubre de 2012, en Roma. Busque su historia, era una mujer increíble.
Tuve el privilegio de nombrar una escuela católica en Calgary, Alberta, con su nombre y de cortar la cinta inaugural en la escuela. Ella siempre me ha fascinado. Uno de mis queridos amigos, ya fallecido, pintó un cuadro para que yo lo obsequiara a la escuela.
Estamos todavía a todo vapor orando por la paz y sobre todo, en hacer un tiempo de silencio para concentrarse realmente a escuchar a nuestro Señor.
Donde vivo en Canadá, nuestra economía se ha desplomado y nuestras necesidades en el servicio se han elevado, han aumentado en más de un 30% y las donaciones también han bajado. Todos tenemos que orar y tener fe.
Amor Divino – El amor divino es un amor que funciona de una manera incondicional, sin hacer distinciones entre las personas y aparentemente sin tal cosa como la preferencia personal. Cualquier persona que recibe el amor divino se siente como la persona favorita de Dios en ese momento. Mira a los demás con los ojos de Dios y ama a cualquiera. No juzga. ¡Guau! Estamos llamados a ser testigos, no abogados o jueces. Dios mismo no tiene intención de juzgar a un hombre hasta que está muerto. Así que ¿por qué deberíamos de hacerlo nosotros? Supongo que la respuesta es, que junto con el Amor Divino se nos da el libre albedrío. El amor Ordinario si bien es importante, no se trata de hacer la buena acción extraordinaria, sino de hacer las tareas cotidianas con un gran amor a Dios y al prójimo. Dejemos que Él sea el foco, no nosotros.
Aprendamos de los Errores – La culpa nos dice la verdad acerca de nosotros mismos y nos invita a crecer a partir de ella; la vergüenza nos miente y paraliza nuestro crecimiento. Podemos ser nuestros peores enemigos. No debemos condenarnos a nosotros mismos. Cuando nos equivocamos, bienaventurados los mansos. Nuestra herramienta para corregirnos a nosotros mismos es el perdón. Lo más importante es perdonarnos a nosotros mismos. Tenemos que mirar en el espejo y ver a Cristo en nuestro rostro, su hermosa creación y decir: “Metí la pata” y empezar de nuevo. Recordemos que no será la primera vez. Y ésto no es sólo para usted. Sepamos que entre más duros somos con nosotros mismos, más duros seremos con los demás. Tenemos que servir a otros con el Evangelio.
Aprendamos del papa Francisco y de los que le precedieron y tantos santos, especialmente los de la familia Vicentina. Amemos a los demás a como amaríamos a Cristo y lo más probable es que siempre se cometerán errores. Reconozcámosles, perdonémonos a nosotros mismos y empecemos de nuevo con el amor y la alegría de Cristo. Usted es una creación maravillosa. La vergüenza no tiene lugar en la maravillosa creación de Dios.
Vivir en Paz – Cristo ha resucitado ¡Aleluya! La Pascua sigue viva. Que la alegría y el amor de Jesús resucitado esté siempre con nosotros, en nosotros, y entre nosotros para que nos convirtamos en los verdaderos testigos del amor del Padre por el mundo. Amemos también a Dios, de tal manera que nos entregamos a Él en sí mismo, y en los pobres. Vivir en paz es vivir en la alegría. Aceptemos a las personas a como son y siempre tratemos a los demás con dignidad. Uno de los consejos del papa Francisco para la felicidad y también podría ser por la paz, es decir, “Vive y deja vivir.” La generosidad crece del amor. Cuanto más amamos a alguien, más queremos ser generosos con ellos. La generosidad alberga el amor y la paz. El papa Francisco en su consejo de felicidad # 10 nos dice que: “Trabajemos por la paz. Estamos viviendo en una época de muchas guerras,” dijo. “El llamado a la paz debe ser un gritó.” Sin embargo, en nuestras oraciones y en el minuto de silencio por la paz, podemos pedirle ayuda a Jesús y buscar Su guía en nuestra vida, y entonces podremos escuchar Su voz sabia y suave. No estamos supuestos a hablar todo el tempo; tenemos que escuchar de verdad para la voz apacible y delicada para podemos discernir en lo que Él podría estar pidiendo de nosotros. Oremos por la paz, sonriamos por la paz y vivamos en paz.
Sentirse Bien – Hay una historia que habla de un trabajador municipal del siglo 19, que trabajaba en la noche como un encendedor de faroles. En aquellos tiempos antiguos, los encendedores de faroles iban de farol en farol para encender e iluminar las luces de las calles de toda la ciudad. Literalmente, abrían la llave del gas y encendían las llamas en cada uno de los faroles de las calles. Al final de la noche, su trabajo era extinguir las luces de gas. A este farolero, un periodista le preguntó: “¿No te parece difícil tu trabajo saliendo en medio de la oscuridad de la noche cuando hace frío y está húmedo?» El anciano farolero contestó: “No. No. Siempre hay una luz delante de mí que tengo que extinguir”. El reportero respondió de nuevo lacónicamente diciendo “¿Qué pasa con la última luz; cuando usted apaga la última luz, luego qué?” El anciano sonrió y dijo: «Ah, pues entonces aparece el amanecer. Entonces aparece el amanecer.” Esto es lo que vivimos en la Vigilia de la Pascua y no sé ustedes, pero yo aún me estoy sintiendo bien en pasar de la oscuridad a la luz. Mostremos esta luz a todos los que servimos. “Si haces un buen trabajo para los demás, te sanas a ti mismo al mismo tiempo, porque una dosis de alegría es una cura. Es una cura espiritual que trasciende todas las barreras.” Ed Sullivan.
Bendiciones, Lynn
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