Día de Oración y Ayuno Vicentino
Martes 24 de marzo 2015
Año de la Vida Consagrada
Toma tu Cruz – ¿Te está llamando Dios? – Nuestra libertad está en Cristo – Ceguera Espiritual
Queridos Vicentinos: Dios ve lo que es maravilloso acerca de usted. Él dice que lo hace merecer el perdón. Es Jesús quien nos cura en el confesionario. El ir a la confesión es una limpieza espiritual increíble. Dios siempre ve lo bueno en nosotros. Oremos por nuestra Familia Vicentina y sobre todo recemos por la violencia en todo el mundo para detenerla. Pidamos a nuestro Señor y a todos los santos que sustituyan esa violencia por la bondad y el amor. Todos ustedes están en mis oraciones. Acordémonos también de nuestros sacerdotes, religiosos y seminaristas y toda nuestra juventud.
Toma tu Cruz. (Lucas 9:23) – Tomemos nuestra cruz y carguémosla voluntariamente por Jesús. Sólo podemos cargar nuestra propia cruz y lo sabemos bien. Cada persona que vemos y sobre todo, aquellos a quienes servimos, tienen su propia cruz para cargar y aunque podamos conocer en la superficie de la cruz el peso de la carga del otro, nunca se sentiremos su propio dolor, ni los demás sentirán el nuestro. Nuestra cruz es para que nosotros la carguemos y lo carguemos con orgullo por nuestro Señor; sólo Él puede remover este peso. En primer lugar tenemos que identificarlo y luego orar siempre en la cruz por el peso que cargamos. Oremos siempre por los demás y sobre todo por los que sirven y mirémoslos con los ojos de Jesús y veamos a Jesús y su cruz en ellos. A veces no tenemos ningún control sobre la cruz que llevamos, así que tratemos de ayudar a quienes nos necesiten y aligeremos su carga con nuestro servicio y oraciones. Al servir a los demás reflejamos lo que se lee en Mateo 25 cuando estaba desnudo, tenía hambre, tenía frío, estuvo encarcelado, sin amor, en mal estado y con necesidad. Debemos responder a este llamado, es por Jesús y se nos llama a servirle en todo aquel que está en necesidad. Esa es nuestra vocación vicentina.
¿Te está llamando Dios? – Juan 3:16. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.” Nosotros también hemos sido enviados al mundo para ministrar a otros. Como hijos amados de Dios-Padre, hemos sido comisionados para continuar el ministerio que comenzó Jesús. Dios nos está llamando y todos los Vicentinos debemos servir porque estamos llamados a hacerlo. Él nos llama por nuestro nombre cada día. Él tiene un plan y coloca el plan ante nosotros. Estamos llamados a servir con amor a cada persona que es colocada delante de nosotros. Hagamos un llamado a la Trinidad para que nos ayude a no ser complacientes y que reconozcamos el llamado y lo contestemos con nuestro servicio. Al amar a Jesús, también nos encantan el Padre y el Espíritu Santo. En obediencia al Padre, escuchamos al Espíritu Santo y servimos con Jesús. Cuando hablamos con uno, hablamos con los tres.
Estamos llamados y debemos responder al llamado y vivir en unidad con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo al ponernos en acción y vivimos el Evangelio. Escuchemos el llamado. Él nos está esperando para decirle «Sí, Señor, yo estoy aquí para hacer tu voluntad.” Debes estar seguro de que tu oración será contestada y dale gracias a Dios antes de que llegue la respuesta. Oremos siempre, Él está llamando y esperando nuestra oración.
Nuestra libertad está en Cristo – Él nos da el poder para cuidar cuando nadie más lo hace. Tenemos la libertad de amar y de ser amados. Usemos el poder de Cristo para cargar con su cruz y llevar el amor de su cruz a los demás en el servicio. A veces ayudamos a personas que son duras para amar. Aquí es cuando más necesitamos a Cristo. Él quiere que nosotros le invoquemos a Él y le llevemos su amor y su esperanza a los que se han dado por vencidos. Hay muchos que sienten como que no merecen la ayuda y sólo quieren lo suficiente para que sus hijos tengan vida; y luego, por otro lado están aquellos que lo quieren todo. Debemos usar nuestro libre albedrío en Cristo para viajar con todos y saber guiarlos en el camino correcto. Dios siempre se hará cargo del trabajo que hacemos en su nombre. Nunca estaremos solos. Atrévete a llevar tu corazón hacia aquellos que necesitan sentir el amor y la libertad en Cristo a través de ti. Ábranse ustedes mismos para amar a otros como Cristo nos ama. Cristo nos hace libres y hará libres a los que servimos, tenemos que creer y dejar que Dios nos muestre el camino. Llevemos nuestra libertad en Cristo a todos los necesitados.
Ceguera Espiritual – El buscar la Luz Divina y escuchar las oraciones en nuestro corazón nos trae la curación de nuestra ceguera. La clave es escuchar y estar dispuestos a admitir lo que nuestra ceguera es. Veamos la luz de Cristo en los demás, si de verdad la buscamos y siempre debemos ver Su luz en aquellos a quienes servimos y darles la esperanza y el amor para curar su ceguera espiritual. Siempre debemos orar, porque aunque somos la presencia sanadora, la cura viene de nuestro Señor. Somos las manos, los pies y los siervos de Cristo. Somos siervos; aquellos a quienes servimos son nuestros maestros. La semana pasada en la Regional de la Conferencia hicimos un ejercicio en el descubrimiento de nuestra ceguera. Tuvo un gran alcance. Las respuestas llegaron fluidas y yo llené dos páginas documentadas rápidamente. Estas fueron el segundo escrutinio y se les puso música de parte de nuestro director del coro y se pudo ver la obra evangelizadora que tuvo lugar entre los feligreses. Siempre les digo a los candidatos de la Conferencia Regional y a los catecúmenos que ellos nos evangelizan a todos. Su fe es tan fuerte y tan pura. No nos haría daño el preguntarnos a nosotros mismos regularmente qué es nuestra ceguera espiritual y hacer planes para curarla con Jesús. Puede que no sea barro hecho con saliva, pero va a ser algo puro y maravilloso. Confiemos en la sabiduría de Dios y la sincronización perfecta.
Bendiciones,
Lynn
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