El P. Luis María Martínez Sanjuan, C.M., de la Provincia de los Paúles de Zaragoza (España), nos ofrece esta reflexión en forma de un Power Point que podréis descargar a continuación.
¡Oculistas! ¡Oculistas! ¡Oculistas! ¡Venid a nosotros, que no hay paro para los oculistas! ¡Madres con fe, abuelas con fe, gente de fe sencilla, pobres con fe, profetas maltratados por la fe y los que siendo sabios vivís de la fe!… ¡enseñadnos a mirar! ¡Ayudadnos a ver!
¿Por qué encontrará Jesús tanto ciego en su camino? Lo han señalado desde el principio con toda claridad los evangelios. ¡Jesús vino como Luz y muchos preferimos andar a oscuras! Te lo sabes, ¿verdad? Pero, ¿te lo crees aún sin ver del todo? ¿Para qué tenéis los ojos, cantaban los niños? (Las catequesis bautismales de estos domingos van al meollo…)
¡Qué Padre tan juguetón! Fíjate en la imagen… Va y le muestra a la Iglesia un acertijo… A mi también me debe faltar vista. No veo claro lo que señala ¿Y tú, lo ves bien, lo has entendido?
Quienes no lo debían ver claro eran los fariseos porque preguntan… y preguntan… y vuelven a preguntar. Y al final, para no ver nada. Y eso que el ciego no sólo ve claro, sino que habla claro.
Bueno, ¿aceptas una palabra cariñosa como la de Jesús al ciego? Pues, Amén…
Y ahora, ¡ojo, vista y al toro! (=¡al mundo que camina a oscuras!). Como en las manifestaciones, mi oración:
¡Oculista! ¡Oculista! ¡Oculista!
¡¡JESÚS!! ¡¡JESÚS!! ¡¡JESÚS!!
¡Tengo poca vista!… Tengo poca vista…
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