Lev 23, 1.4-11.15-16.27.34-37; Sal 90; Mt 13, 54-58.
“¿No es éste el hijo del carpintero? ¿De dónde, pues, ha sacado esa sabiduría y esos poderes milagrosos?”
Ya decíamos ayer, que Jesús estaba constantemente en relación con Dios por medio de la oración, y es precisamente en la oración donde también se recibe lasabiduría que nos fortalece y nos hace ser valientes para ser personas arriesgadas y comprometidas por la causa del mismo Jesús.
En una misión popular, y compartiendo la fe con un buen grupo de adolescentes, se les hablaba e invitaba directamente sobre la vocación misionera y cuál fue la sorpresa que al invitarles a estar en oración y haciendo discernimiento con ellos, decidieron firmemente apostar por Jesús.
La mayoría de los papás de los chicos estaban más que sorprendidos al ver a sus hijos muy decididos, a tal grado que los tenían contrariados y, en algunos casos, hasta opuestos de manera radical a sus deseos e ilusiones por seguir a Jesús en la vocación consagrada. Uno de ellos, por ejemplo, declaró: “si para hacer cosas malas no les pido permiso, por qué tendría que hacerlo para hacer algo bueno?”
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Servando Sánchez Ayala, cm
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