“Señor, déjala por este año todavía… por si da fruto en adelante; y si no da, las cortas«
Ef 4, 7-11. 11-16; Sal 121; Lc 13, 1-9.
Se nos muestra en el Evangelio de hoy el camino de una transformación liberadora para toda aquella persona que se siente llamada a vivir dentro del proyecto de Jesucristo: el camino de la conversión y de la misericordia.
Esta parábola de la higuera estéril que consigue un año de plazo para dar fruto antes de ser talada, es una invitación para nosotros. Invitados a la conversión y penitencia que nos permitan llegar a dar los frutos que Dios espera de nosotros. Todos estamos llamados a ser fecundos por la fe que brota del corazón convertido al Señor. Solo de ahí brotarán los frutos de amor, de paciencia de perdón de justicia, de paz; que son los valores que expresan la vivencia del Reino de Dios.
También, esta parábola nos llama a practicar la misericordia, por que como lo expresa el papa Francisco, diciéndonos que no es fácil entender este comportamiento de la misericordia, porque estamos acostumbrados a juzgar: no somos personas que dan un poco de espacio a la misericordia.
Para ser misericordiosos son necesarias dos actitudes. La aceptación de nuestra condición de pecadores, y la acogida de la misericordia de Dios para con nosotros.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jaime Reyes Mendoza C.M.
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