“María ha elegido la parte buena, que no le será quitada”
Gal 1 13-24; Sal 138; Lc 10, 38-42.
El Evangelio de hoy nos revela de una manera clara el sentido de lo esencial en nuestra vida. No se trata de preferir una de las dos actitudes, la de María la oración, o la de Martha la acción. Estar con Dios o estar con el hermano. Por el contrario, la vida del cristiano como la de Jesús oscila entre una y otra. Hemos de unir las dos dimensiones en nuestra vida, pero insistiendo en lo esencial: la oración, la escucha de la Palabra de Dios y de ahí pasar a la acción y al servicio.
No hay oposición entre trabajo y oración, porque una y otra tienen un mismo origen: la Palabra de Dios, y una misma finalidad: el servicio del Reino. No se trata de elegir una alternativa en solitario: Marta o María, no se puede estar la una sin la otra, pues ambas dimensiones, la vida espiritual y la acción forman parte del seguimiento de Cristo.
Necesitamos tiempo para escuchar y meditar la Palabra de Dios, tiempo para la contemplación y el discernimiento; En la escucha de la Palabra descubrimos la voluntad de Dios y encontramos la fuerza para el servicio, la caridad y la entrega a los hermanos, especialmente a los más necesitados.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jaime Reyes Mendoza C.M.
0 comentarios