Ciudadanos de toda condición,
Vosotros, a los que el rigor de los tiempos os ha suprimido lo superfluo y que carecéis de lo necesario, vosotros podéis más que los demás por los males que conocéis. Todos los que tienen la experiencia de la beneficencia pública saben que nadie socorre mejor a los pobres que los mismos pobres. A falta del óbolo que la Providencia no dejará que falte, vosotros os debéis unos a otros la asistencia mutua de los buenos oficios y de los buenos ejemplos. Cuando otros lleven al tesoro público oro a manos llenas, vosotros habréis merecido mejor la patria dando el espectáculo de la devoción, de la resignación y de la esperanza. El Cristianismo ha hecho de la esperanza una virtud, haced de ella el guardián de esta sociedad amenazada. Finalmente, guardaros, pues es el peligro de las almas honestas y de los corazones elevados, guardaros de desesperar de este siglo, apartaros de esos desánimos que renuncian a emprender nada cuando asisten, dicen, a la decadencia de Francia y de la civilización y que, a fuerza de anunciar la ruina próxima de un país, acaban por precipitarla.
Federico Ozanam, «Aux gens de bien» [A las gentes de bien], en L’Ère Nouvelle, nº 151, del 15 de septiembre de 1848.
Reflexión:
- Finalizamos la reflexión que hemos llevado a cabo las últimas semanas, sobre el artículo “Aux gens de bien” [A las gentes de bien], de Federico Ozanam con un párrafo dedicado al pueblo en general. En anteriores textos se había dirigido a diversos estamentos sociales: ahora lo hace a «ciudadanos de toda condición», al pueblo, a los que sufren en mayor parte las pobrezas y necesidades de la época.
- Es muy interesante el comienzo del párrafo: «Vosotros, a los que el rigor de los tiempos os ha suprimido lo superfluo y que carecéis de lo necesario, vosotros podéis más que los demás por los males que conocéis». Ozanam es, de nuevo, un adelantado a su tiempo y nos invita a tener muy presente una idea que es clave; dicha en palabras de una Hija de la Caridad: “sólo los pobres salvarán a los pobres» (Cf. María Milagros Cantón, H.C., «Presencia entre los pobres«). Esta frase de Federico está muy ligada al Cambio Sistémico, al cambio de estructuras que fomentan la pobreza, al necesario empoderamiento de los que la sufren, y al fundamental protagonismo que tienen las personas asistidas en nuestras obras vicencianas.
- «Nadie socorre mejor a los pobres que los mismos pobres«: nuevamente, Federico nos interpela con esta frase. Porque no podemos pretender asistir a los pobres siguiendo el carisma vicenciano si lo hacemos desde una vida acomodada; seguir los pasos de Jesucristo servidor, que “siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza” (2 Corintios 8,9). Es una llamada directa a la conversión en nuestra vida personal y comunitaria, para discernir dónde realmente estamos poniendo el centro de gravedad de nuestra vida.
- Termina Federico con una llamada a la esperanza: «guardaros de desesperar de este siglo, apartaros de esos desánimos«. Es algo intrínseco al evangelio: el convencimiento de que un mundo mejor es posible es connatural a la fe cristiana y a la construcción del Reino de Dios.
Cuestiones para el diálogo:
- «Nadie socorre mejor a los pobres que los mismos pobres». ¿Qué opino de esta frase de Ozanam?
- ¿Contamos con la ayuda de los pobres, de alguna manera, en nuestras obras?
- Cuando decimos que hay que empoderar a los pobres, ¿a qué nos estamos refiriendo?
- ¿Qué creo que tiene que ver esto con el Cambio Sistémico?
Javier F. Chento
@javierchento
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