“Effatá“ ¡Abrete !
Is 35, 4-7a; Sal 145, 7.8-9a.9bc-10; Sant 2, 1-5; Mc 7, 31-37.
En el relato evangélico de este domingo, le presentan a Jesús a una persona que era sorda y apenas podía hablar. Jesús humedeció con su saliva la lengua paralizada, después elevó su mirada al cielo, suspiró y le dijo “effatá” que quiere decir “ábrete”. Si fijamos nuestra atención en la curación, encontramos que hay algo incoherente: ¿por qué si está sanando oídos y lengua la orden está en singular? Se supondría que tendría que haber dicho “ábranse” (tanto los oídos como la lengua) y no “ábrete”. Descartamos la posibilidad de que Jesús se haya equivocado. Entonces ¿qué tiene que abrirse? Lo más probable es que la orden “ábrete” no vaya dirigida a los órganos enfermos, sino al hombre que hasta ese momento era incapaz de escuchar a Dios y anunciar su mensaje. De esta manera, Jesús nos muestra que la relación personal con Él se sitúa en primer plano. Antes que la salud física está la relación con el Señor. Ahí se encuentra un elemento fundamental para nuestra vida de fe.
¿Ya escuchaste al Señor el día de hoy? ¿Ya anunciaste sus bondades y maravillas?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Antonio G. Escobedo C.M.
0 comentarios