“Amarás al Señor, tu Dios y a tu prójimo como a ti mismo”
Ez 37, 1-14; Sal 106, 2-3.4-5.6-7.8-9; Mt 22, 34-40.
Respecto a la pregunta que hacen los Fariseos a Jesús en esta ocasión –como dice el Evangelio– «para ponerle a prueba», San Bernardo flexiona muy bien al escribir: «Tú me preguntas por qué razón y con qué método o medida debe ser amado Dios. Yo contesto: la razón para amar a Dios es Dios; el método y la medida es amarle sin método ni medida».
La medida es el amor de Dios, ¡Hemos leído y oído tantas veces este pasaje! San Juan de la Cruz tiene su versión sobre él: «Al atardecer de la vida nos examinarán del amor». En realidad, no sólo al atardecer, sino también al amanecer y al mediodía nos examinaran del amor. Y es nuestra experiencia la que nos dice: si un dia logramos amar a Dios, al prójimo y a nosotros mismo, podremos entonces proclamar:
«Que se quiebre mi corazón, en mil pedazos de amor; que se quiebre por los demás, mi vida quiero entregar; que se quiebre, no temo al dolor, Jesús, yo ya tengo tu amor». (María Olguín).
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Osvaldo Triana C.M.
0 comentarios