“Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos”
Ez 28, 1-10; Interlec.: Dt 32, 26-27ab.27cd-28.30.35cd-36ab; Mt 19, 23-30.
El Evangelio que escuchamos el día de hoy es la continuación del que leíamos ayer y, a propósito del rechazo del joven rico, Jesús utiliza esta didáctica para dar una lección a sus discípulos acerca del peligro que encierran las riquezas, cuando no se manejan desde los principios y valores cristianos, y por tanto terminan cortando la posibilidad de alcanzar la vida eterna.
La imagen oriental del camello y la aguja, muestran la imposibilidad de romper con el prestigio y el poder que dan las riquezas. Renunciar a ellas es una conquista prácticamente imposible para los hombres –tan obsesionados con acumular, guardar, apoderarse de las cosas y poseerlas con avidez–, pero no imposible para Dios.
Jesucristo nos dice: «us- tedes, que lo han dejado todo por el Reino, se sentarán con el Hijo del Hombre… Recibirán el ciento por uno de lo que han dejado… Y heredarán la vida eterna…» (cf. Mt 19, 28-29). ¿Cómo administras los bienes materiales?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Osvaldo Triana C.M.
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