LAS MISIONES NO SON SÓLO PARA SUPERESTRELLAS; UN MISIONERO ES COMO TÚ. GENTE CORRIENTE A TRAVÉS DE LA CUAL DIOS LOGRA LO EXTRAORDINARIO.
CHUCK SWINDOLL
Cualquiera que haya leído alguno de los documentos del papa Francisco o escuchado sus discursos reconocerá que a menudo habla de la necesidad de un enfoque coherente para proteger y sostener nuestro ecosistema. Esto significa que si queremos un futuro seguro para nuestras generaciones venideras, nuestro futuro no depende de una sola cosa. Nos pide que pensemos en nuestra respuesta a Dios en términos de estructuras económicas, sociales y políticas que nos permitan atender a los más necesitados que encontramos en nuestro trabajo diario. Esta es la importante labor de nuestra misión.
Cuando hablamos de nuestras obras, espiritualidad, afiliación, venta al por menor o cualquier otro aspecto de la vida cotidiana de la Sociedad de San Vicente de Paúl, tenemos que tener en cuenta tantos factores como sea posible para ver cómo encaja nuestra misión en la experiencia más amplia de nuestra relación con Dios. Y al hacerlo, recordamos quiénes somos como organización con una profunda tradición de fe. Tenemos que hacerlo para poder situar nuestra misión dentro de la misión de Dios. Al fin y al cabo, se nos invita a participar en el camino que Dios abre para nosotros y para el mundo.
Para nosotros, como pueblo cristiano, esa misión tiene su máxima expresión en Jesús a través de su vida, sus palabras y sus acciones. A través de nuestra fe, se nos invita a la propia vida de Dios, y cuanto más aceptamos esa invitación, más se nos invita igualmente a compartir esa misma vida con los demás. Existimos para servir al reino de Dios, y lo hacemos a través de nuestra respuesta mutua en humanidad. Como organización, no tenemos otra opción que existir en nuestro presente. Este momento de la historia es donde Dios nos encuentra y donde nuestra respuesta es encontrarnos con el mundo a través de nuestro testimonio y nuestras acciones.
Como organización católica laica, nuestro papel en este mundo es ser fuente de buenas noticias, esperanza y sanación. De vez en cuando, discreparemos sobre la mejor manera de lograrlo; sin embargo, nuestra tarea consiste en escuchar al Espíritu Santo y saber dónde nos llama a discernir. Parte de este discernimiento consiste en estar abiertos y dejarnos sorprender por la actividad del Espíritu que ya está actuando a través de la Sociedad de San Vicente de Paúl.
En muchos sentidos, necesitamos reevaluar muchas de las cosas que gobiernan nuestros pensamientos y reaprender o abrirnos a donde el Espíritu está actuando. Esto forma parte de un ecosistema de fe. La visión de Dios para nuestra Sociedad puede diferir de nuestros propios deseos y planes. Dios desafía nuestras opiniones, y eso está bien.
Despertar y reimaginar están en el corazón de nuestra tradición. Cuanto más abiertos estemos, como miembros, voluntarios o personal, al Espíritu en nuestras propias vidas a través de la escucha, la reflexión, el discernimiento y el diálogo, más podremos ser, como organización, una fuente de esperanza para el mundo. Reflejar la esperanza de Dios está en el corazón del servicio a Cristo en aquellos con los que nos encontramos.
PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR
- ¿Qué haces para mantenerte abierto a la acción del Espíritu a través de ti?
- ¿Cómo contribuyes a los ecosistemas en tu vida?
De: Firewood for the soul, vol. 2, A Reflexion Book for the Whole Vincentian Family
Sociedad San Vicente de Paúl, Queensland, Australia.
Texto de: Samantha Hill y James Hodge.
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